Jairo el 'Tigre' Castillo es uno de esos delanteros que dejaron huella en el fútbol colombiano. En el plano deportivo, el atacante se destacó por sus goles y buenos movimientos que lo llevaron a ser destacado en Colombia y Argentina, aunque también tuvo oportunidades en otros países.
Castillo fue protagonista en varios momentos buenos de América, sin embargo, su adiós al equipos escarlata fue en el 2011, cuando los escarlatas se fueron a la B tras perder con Patriotas por penaltis.
Luego de eso, el 'Tigre' necesitó un tiempo para poder afrontar ese mal momento, pero nunca más se volvieron a contactar del club.
“No continué porque cuando el profe Eduardo Lara me llama en diciembre, le dije que hablábamos en enero, pero nunca más me llamó. Nadie del club me llamó. Si me llamaban, hacia contrato por 5 años y me quedaba en el club, cobrando lo que estaba cobrando, que no era una cosa del otro mundo", dijo en diálogo con 'América en la red'.
Al no poder volver al América, a Castillo le llegó la oportunidad de jugar una vez más en Argentina y emigró al Atlético Tucumán, aunque allí no pudo estar mucho tiempo.
“Me salió la propuesta de Argentina (Atlético Tucumán). Me fui pero no tenía la cabeza para estar allá", posteriormente complementó: “Allá todo el mundo estaba pendiente de cuánto ganaba y que por qué tanto. Estuve tres meses y nunca me pagaron esos meses", dijo Castillo.
Luego de que volvió de Argentina, el Tigre quiso vestirse de rojo otra vez, pero ahí encontró otro problema que definitivamente lo sacó del equipo para siempre.
“Por intermedio de los muchachos (Nóndier Romero, Mauricio Romero), pedí que le dijeran al profe que estaba listo para volver, pero había unos capos en el club que dijeron que no y entonces no se dio la llegada. Había unos pesos pesados que dijeron que no, que el 'Tigre' para aquí no", añadió. (Escuche esas declaraciones desde el minuto 32)
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— América En La Red (@Americaenlared) May 6, 2020
Ahora, Jairo Castillo está en Boyacá como preparador de delanteros con contrato hasta diciembre, pero su deseo siempre es ponerse la camiseta roja una vez más desde el cargo que sea.