Independiente Santa Fe tiene un semestre lleno de retos, tanto deportivos, económicos, administrativos, de mercadeo y hasta de imagen. No será fácil para el equipo bogotano afrontar la segunda parte del año, pues las exigencias son muy altas y no ha podido encajar buenos resultados, decisiones atinadas y terminar de convencer a su hinchada, a pesar de que respondió bien en cuestión de abonos.
Santa Fe no ha podido triunfar tras dos fechas de la Liga II. La urgencia de sumar tres puntos es imperativa, primero porque necesita un impulso para ascender en la tabla del campeonato y empezar a luchar para meterse en los ocho mejores que clasifiquen a cuartos de final. Además, viene de ser colero en la Liga I y sigue ocupando ese penoso último lugar, esta vez en la tabla de reclasificación, que es la que otorga los cupos a los torneos internacionales a final de año.
Y como si fuera poco, la falta de resultados en el último año y medio -tres campeonatos-, tiene al cuadro albirrojo penando para el 2020, porque si sigue en esa mala racha podría entrar a luchar en los puestos del descenso.
Eso sin contar que tiene que llegar muy lejos en la Copa Colombia, la otra opción de ganar un título antes de fin de año, teniendo a Atlético Nacional como el gran rival en octavos de final.
Luego de construir y renovar el plantel, y de contratar a Patricio Camps para guiarlo desde la parte técnica, Juan Andrés Carreño sorprendió con su intención de retirarse de la presidencia. Lo preocupante es que deja a Santa Fe sumido en una crisis económica, con deudas en la Dian y sin un patrocinador lo suficientemente sólido para mantener la nómina al día. Eso sí, consiguió alianzas importantes, dejó muy adelantada la construcción de la sede deportiva y dejó un número de canteranos importante; cuestiones que demandan una necesidad de dinero, que no hay.
Ahora, todo parece indicar que Eduardo Méndez asumirá como nuevo presidente. El exdirigente cardenal, entre 2003 y 2007, llega con la necesidad de salvar de esa debacle al club bogotano, pero no será fácil su gestión, pues su imagen no es la mejor ante la afición, que ha resistido su llegada por sus actos como abogado y una condena que pagó en Estados Unidos por obstrucción a la justicia.
Méndez Bustos tendrá la tarea de mejorar su imagen, de encontrar adeptos que quieran trabajar en pro de una mejora cardenal, pero sobretodo en la obtención de nuevos recursos y en poder regular los compromisos económicos que tiene Santa Fe.
La parte administrativa también tendrá que afrontar una restructuración. El posible futuro presidente anunció que habrá una política de austeridad, lo que supondría un recorte de personal, pues se dice que en el club hay contratos y puestos que nacieron en el último tiempo. Eso sin contar que el expreso deberá volver a abrir sus canales de mercadeo, algo que todavía no se ha explotado de la mejor manera, ni siquiera en la época de bonanza y títulos. Ahora es urgente conseguir aliados económicos, entradas extras de dinero y tratar de repotenciar la imagen de Santa Fe.