Independiente Santa Fe ganó el clásico bogotano 298 de la historia, al superar 1-0 a Millonarios este sábado en El Campín, en partido de la décima fecha de la Liga II-2019. El cardenal fue superior sin ser arrollador; el partido se convirtió en un juego cortado, con muchas faltas y amonestaciones, y una pobre labor del árbitro Gustavo Murillo.
Fue el local, el más necesitado en el campeonato, el que salió a imponer sus condiciones, jugando en campo del rival, presionando la salida embajadora, e inquietando su defensa. Santa Fe trató de elaborar juego de ataque y hasta se vio afectado por el juez Murillo, quien no pitó un claro penalti sobre John Velásquez.
El albirrojo mandaba en el juego. Millonarios parecía dormido, todavía golpeado por la derrota a mitad de semana en su visita al Unión Magdalena. A los 23 minutos de juego, Andrés Pérez filtró una pelota con un gran pase a Maicol Balanta; el extremo le ganó la espalda a Felipe Banguero, eludió a Jefersson Martínez y anotó el 1-0.
Santa Fe estuvo muy aplicado en la marca en el mediocampo, desconectando la salida de Jhon Duque y Juan Camilo Salazar. Andrés Pérez fue líder y tuvo la cabeza fría. Las bandas estuvieron bien protegidas y no le permitieron a Millonarios atacar con Hansel Zapata y Juan David Pérez.
El primer tiempo de los embajadores fes desastroso. No hubo remates al arco de Leandro Castellanos, su defensa fue un manojo de nervios y en la mitad del campo no había jerarquía. Jorge Luis Pinto, molesto y desesperado, no encontró la clave para hacer reaccionar a sus dirigidos.
En la segunda parte el clásico se volvió recio, de pierna fuerte, muy cortado y con muchas amonestaciones. Culpable directo, el árbitro Gustavo Murillo, quien dejó que el partido se le fuera de las manos, con fallos de apreciación, con decisiones erradas.
El juego se lo llevó Santa Fe, Millonarios la preocupación, pues no llegó ni una sola vez con posibilidad de igualar el derbi. Para el cardenal es la confirmación de la redención y la motivación para seguir escalando. Para el embajador, la preocupación por los fallos defensivos, la falta de variantes, la ausencia de jerarquía en algunos jugadores y la dependencia de otros, que estuvieron ausentes.