América de Cali, testigo de la rivalidad entre Pimentel y Maturana

Como jugador, el dirigente de Chicó dejó la disciplina escarlata debido a la enemistad con ‘Pacho’.

Eduardo Pimentel y Francisco Maturana

Eduardo Pimentel y Francisco Maturana.

Foto: Archivo

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25 de junio 2020 , 06:04 a. m.

Eduardo Pimentel es uno de los símbolos de la gran rivalidad que tuvieron tres equipos en Colombia: América de Cali, Atlético Nacional y Millonarios. En épocas en las que el narcotráfico entró en estas grandes escuadras, con jugadores -colombianos y extranjeros- de nivel de selección, el exfutbolista bogotano tuvo fuertes cruces con los verdolagas, tanto con la camiseta albiazul como cuando defendió a los diablos rojos.

Cuando Pimentel estaba en el América y era figura, Miguel Rodríguez Orejuela decidió contratar a Francisco Maturana, quien venía del Valladolid de España y tenía el reconocimiento que le había dado ganar la Copa Libertadores de 1989, con Nacional, y haber llevado a la Selección Colombia al Mundial de 1990.

El actual dirigente del Boyacá Chicó jamás ha negociado sus principios y su pensamiento. Por eso, la enemistad con Maturana pudo más que su amor por el América y decidió dar un paso al costado.

“Desde que él llegó (Maturana) yo nunca volví a asistir a una práctica del América de Cali. No quería estar con el técnico que toda la vida fue un opositor o un rival. Tuvimos demasiada enemistad en muchas cosas. Por eso determiné no seguir en el equipo”, le contó Pimentel a ‘De Grueso Calibre’.

El popular ‘Bochica’, añadió: “El carácter que tengo, se lleva en la sangre y me impedía poder defender la institución que tanto quise, siendo dirigido por un técnico que no me vendía nada. Era muy complicado manejar todo eso, entonces, les dije a los directivos, que si él (Maturana) llegaba, yo me hacía a un lado, y así sucedió”.

Maturana llegó y Pimentel no dio su brazo a torcer. Ni siquiera los directivos escarlatas pudieron convencer al volante o lateral de jugar bajo la dirección de ‘Pacho’. “Oreste Sangiovanni (entonces presidente del América) habló demasiado conmigo. América me siguió pagando, pero yo siempre dije que si Maturana entraba por una puerta, yo salía por la otra, y así fue. Desde que él llegó, nunca volví a asistir a una práctica del América. Mantuve siempre una buena relación con los dirigentes del club. Ellos querían que yo siguiera y estuvieron casi cuatro meses insistiéndome, hasta que se dieron cuenta que ya la decisión estaba tomada. Entonces, determinaron venderme al San Lorenzo de Argentina, pero las cosas no salieron bien, porque el club estaba quebrado. Regresé a Colombia y firmé con Pereira y luego con Medellín”.

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