La tristeza de no ver a James Rodríguez en Everton y en la Premier League en la actual temporada no se siente solo en su entorno o en su país. Sus propios excompañeros lo extrañan.
Pero fue lo que quiso el club cuando nombró a Rafa Benítez como entrenador y lo respaldó en la primera decisión que tomó: decirle al zurdo que buscara destino porque no iba a jugar bajo su mando. Aún tenía un año de contrato y su balance, a pesar de las lesiones, no era malo. Pero se conocían desde el Real Madrid y el español, sin darle espacio a nada, simplemente le bajó el pulgar en la misma pretemporada. Lo obligó a salir y a aceptar lo único que apareció, el Al Rayyan de Catar.
Pues ahora se sabe que en esa decisión Benítez siempre estuvo solo. El brasileño Richarlison, uno de los referentes y de los que tiene autoridad en el vestuario, describió el desconcierto que tuvo para los jugadores esa salida del colombiano.
“Cuando llegué de los Juegos Olímpicos, me sorprendió lo mucho que corría y se dedicaba a entrenar. Lo hacía muy bien. Y de la nada, el entrenador (Rafael Benítez) dijo que ya no contaba con él. Y nadie entendió nada”, dijo con honestidad.
Sí, el brasileño y el colombiano hicieron buena amistad, pero su queja es estrictamente deportiva. Ahora James hace lo que puede en una liga menor y a Everton le hace mucha falta quién haga la pausa, quien ponga el pase profundo con precisión, al equipo le falta magia.
El tiempo dictó sentencia: ya no están entre los 'toffees' ni Benítez ni James. El primero hizo más daño pues dejó al equipo en zona de descenso antes de ser despedido. El segundo todavía hace falta.