El colon irritable o síndrome del intestino irritable (SII) es una inflamación del colon (parte del intestino grueso) que puede ser causada por diversos factores, como infecciones, enfermedades inflamatorias intestinales como la colitis ulcerosa, el estrés y las alergias alimentarias, entre otras cosas. Si usted está padeciendo este problema, lo mejor será llevar una dieta saludable y prestar atención a los alimentos que ni de broma debería comer si padece inflamación en su colon.
Según el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK, por sus siglas en inglés), hay muchas maneras de evitar o aliviar el problema de colon irritable, como puede ser teniendo una alimentación saludable y evitando ciertas comidas que pueden perjudicar este padecimiento. En ese contexto, el sitio especializado recomienda que no consumamos alimentos altos en carbohidratos difíciles de digerir (FODMAP, por sus siglas en inglés).
Intestino irritable.
Foto: iStock
-
Frutas: manzanas, albaricoques, moras, cerezas, mango, nectarinas, peras, ciruelas y sandía.
-
Fruta enlatada en jugo: también hay que evitar las grandes cantidades de jugo de fruta o fruta seca.
-
Verduras: alcachofas, espárragos, frijoles, repollo (col), coliflor, ajo y sales de ajo, lentejas, hongos (champiñones), cebollas, y guisantes (alverjas) mollares o tirabeques.
-
Productos lácteos: leche y sus derivados.
-
Productos de trigo y centeno.
-
Miel y jarabe de maíz alto en fructosa.
- Edulcorantes: sorbitol, manitol, xilitol y maltitol, entre otros.
Para ayudar a tratar los síntomas del SII, el mencionado sitio especializado en salud y nutrición recomienda que coma más fibra, que evite el gluten y que siga una dieta especial llamada dieta baja en FODMAP (alimentos mencionados arriba). Para agregar fibra, se recomienda ir sumando 2 o 3 gramos más por día, para acostumbrar el cuerpo y no padecer gases.
En ese mismo sentido, evitar el gluten es importante ya que los productos con trigo, cebada y centeno pueden seguir empeorando su condición. Si los síntomas persisten durante más de una semana, lo mejor será acudir a un médico para realizar los chequeos correspondientes y evitar cualquier tipo de enfermedad grave.