Luis Díaz jugó poco más de 100 minutos en la final de la Carabao Cup que le ganó Liverpool a Chelsea, en una definición por penaltis que requirió de 22 cobros.
En el tiempo que estuvo en la cancha cumplió y el técnico Klopp resolvió, antes que relevarlo a él, darle descanso a una de sus estrellas, Sadio Mané.
El juego fue de una exigencia física y futbolística alucinantes, de ida y vuelta hasta el pitazo final, tuvo al menos cinco jugadas de gol anuladas y eso describe lo que se vivió en la mítica cancha del estadio de Wembley. Por eso la celebración pudo tener algunos momentos de locura.
Y en una de ellas apareció el colombiano, sumándose como corresponde a una fiesta en la que fue protagonista y mostró, una vez más, que está metido en ese camerino como si llevara años.
Fiel al dicho aquel que dice 'a la tierra que fueres haz lo que vieres", el guajiro escuchó acordes de rock and roll y a eso le entró sin temores: saltó, se abrazó y, aunque no se supiera la letra, sí que entendió el idioma de la felicidad.
Sonaba a todo volumen la canción de la italiana 'Freed from desire' (que traduce 'Liberado del deseo?) y Díaz saltó a la pista con toda la naturalidad. Así fue el emocionante momento:
La canción es un auténtico clásico, de hecho se lanzó en 1995, pero ahora tiene mucha vigencia para este equipo que ha ganado el primero de los cuatro títulos a los que aspira en la temporada.
"Mi amor no tiene dinero, tiene creencias fuertes;
mi amor no tiene poder, tiene creencias fuertes;
mi amor no es famoso, tiene creencias fuertes;
mi amor no tiene dinero; tiene creencias fuertes", dice la canción.
¿Parece escrita para Liverpool? Sin duda. Y es que es un hecho que si llaman a jugar fútbol, ahí está Díaz. Pero si toca bailar, digan no más: ¡al ritmo que le pongan, baila!