James Rodríguez ha sido presentado como refuerzo de Rayo Vallecano y todas las miradas apuntan a su rendimiento, que en los últimos años no ha sido regular a nivel de clubes y ha terminado, por casualidad o causalidad, salpicado de problemas con sus entrenadores.
El turno es para Íñigo Pérez, el segundo entrenador más joven que lo dirige (Villas-Boas lo dirigió en porto con 33) y quien, a sus 36 años de edad, experimenta su primera experiencia como entrenador principal tras ser asistente de Andoni Iraola.
"Estamos todos contentos por la llegada de James, es un jugador con una jerarquía. Tenemos que sacar el mayor rendimiento. Nos va a tocar esperar a todos porque viene de descansar por haber terminado más tarde la Copa América, hay que ir poco a poco, tenemos que apaciguar estas ganas”, fueron las primeras palabras de Pérez, quien incluso agradeció a un jugador del nivel del zurdo por elegir al Rayo.
Tres jefes, tres líos en Sao Paulo
El tema ahora es cómo decidirá llevar al fichaje récord de la plantilla, a un jugador cuyo talento sabe que necesita pero no puede exigir más de la cuenta por el riesgo de lesiones. Cómo, además, llevará su relación personal con él para evitar desencuentros es otra gran incógnita.
"Mi experiencia con gente que ha conseguido mucho en la élite, recientemente nos pasó con Falcao. Hay dos vías: o son inaccesibles para el resto o no fallan ni a nivel deportivo ni humano. Si está aquí será la segunda vía”, dijo Pérez en su bienvenida al zurdo.
Sin embargo, hay unos antecedentes que no puede ignorar y que han marcado los últimos años en la carrera del 10.
El último mal momento que ha pasado ha sido con Luis Zubeldía, DT de Sao Paulo, quien de entrada le marcó el camino de salida al colombiano con declaraciones plenas de apatía, incluso durante la Copa América en la que era figura: “Creo que James está haciendo un gran campeonato, me pone contento porque primero es jugador de Sao Paulo, segundo, porque no lo conozco mucho, pero me imagino que es una buena persona”. ¿Conclusión? James negoció su salida del club, aún resignando millones de dólares. Sabía que no contaría.
Antes de él era Thiago Carpini quien dinamitaba su relación con el jugador al revelar un antecedente médico que nadie quería escuchar, empezando por el propio zurdo: "James es un tipo muy animado, no estorba en absoluto, el problema es que ha estado luchando con la sesión de entrenamiento. Con cada secuencia que tiene, viene con un problema crónico en el tendón, en la pantorrilla. Pierde tres o cuatro días y, cuando alcanza su mejor forma, lo vuelve a sentir. Creo que esto ha afectado su parte mental y ha dificultado su regreso”, dijo en febrero pasado, cuando James pidió por primera vez salir de Sao Paulo.
Antes de ellos dos, jóvenes y modernos entrenadores que privilegiaron siempre lo físico antes que todo lo demás, tampoco Dorival Jr, quien se fue del gigante brasileño para dirigir a la selección nacional, logró encontrarle la vuelta para obtener su mejor rendimiento: “realmente se siente tan bien vistiendo la camiseta de la Selección colombiana que impresiona en todos los aspectos. Esto es muy interesante, porque está claro que algunos jugadores no hacen lo mismo en los clubes, otros no rinden en las selecciones, por lo que con James ocurre todo lo contrario”, lamentaba, exponiendo el bueno nivel del 10 que nunca tuvo Sao Paulo.
James Rodríguez
Foto: Tomado de Instagram / @saopaulo
Historial de desencuentros
El tema es que los problemas no habían empezado en el club brasileño que le abrió las puertas cuando estaba sin club.
En Olympiacos de Grecia, Míchel, quien ayudó a recuperarlo para la Selección Colombia, se fue y el interino francés José Anigo no le tuvo tanta paciencia: versiones de prensa sugieren que el 10 habría reaccionado mal a la decisión del jefe de relevarlo en el clásico que perdió Olympiacos 2-0 en Liga contra Panathinaikos, y que por eso habría decidido finalizar su contrato a dos meses y medio del vencimiento.
En Al-Rayyan apenas si estuvo disponible para el chileno Nicolás Córdova por culpa de lesiones, de molestias y de un hartazgo absoluto del jugador a la liga catarí y al país mismo. Con Blanc fluyó un poco mejor, pero de nuevo los problemas físicos fueron protagonistas.
Qué decir de Everton, a donde llegó de la mano de uno de los DTs' que mejor lo entendió, y se fue por cuenta de uno que siempre lo desairó, Rafa Benítez. El propio james describió su salida de un club donde era respetado: "El primer día de pretemporada con Everton, Rafael Benitez me dijo: tú ya estás mayor, tienes 30 años, yo prefiero tener gente joven, con jerarquía y que corra, así que búscate club. Yo le dije al gerente que ‘en tres meses Rafa Benítez estaba fuera, yo algo de fútbol sé. Yo ya estuve con él y es jodido. A los tres meses fuera y estaban últimos”, contó en Twitch.
¿Por qué terminó en Everton? Porque su relación con Zinedine Zidane acabó en tormento, pues en la primera etapa no encontró la manera de sacarle su mejor rendimiento, lo fue aislando hasta que se fue a Bayern Munich donde brillo con Jupp Henynckes pero chocó siempre con Nico Kovac, y al regreso simplemente el DT francés no le dio opción de nada. Verlo en la tribuna en la final de Champions League fue la sentencia en el equipo 'merengue'.
Y es a esa realidad a la que se enfrenta el DT de Rayo Vallecano, quien recibe a un jugador que seguramente ha aprendido lecciones de sus últimas decisiones pero que debe entender bien las necesidades físicas y emocionales de un jugador que le puede dar muchos beneficios... o muchos problemas. Todo depende de cómo se construya desde el inicio esa relación.
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