Si algo habrá procesado James Rodríguez en medio de la cuarentena rigurosa que vive es que su salida del Real Madrid, una vez termine la crisis, es inminente.
Por si le faltaban argumentos -o le sobraban ilusiones-, ahora es la crisis económica la que precipitaría su salida en el próximo mercado de verano, tal como lo explica el diario 'El Confidencial'.
Según la fuente, las razones deportivas que ha esgrimido el técnico Zinedine Zidane para no contar con dos jugadores costosos como James y Gareth Bale, ya no son las únicas que justifican la salida de ambos. Ahora resulta que evitarse esos salarios es una prioridad de cara a la crisis económica que se siente y se sentirá con dureza en el mediano plano, a causa de la pandemia del coronavirus covid-19.
"Zidane lleva tiempo sin contar con James y Bale, pero la situación de ambos ha variado de forma radical como consecuencia de la crisis del coronavirus", indica el medio, que asegura que el presidente del club, Florentino Pérez, ahora se ve en la obligación de encontrar la forma de traspasarlos a otro club con el fin de aliviar los gastos de funcionamiento.
Aunque lleven tiempo sin jugar y hayan visto muy mermado su valor en el mercado, la realidad es que aun se trata de jugadores que aliviarían la situación por masa salarial y por dinero contante y sonante de transferencia.
James, por ejemplo, está valorado en 40 millones de euros (después de costar 80 millones) y su salario ronda los 8 millones de euros por temporada. Bale, entre tanto, costaría los mismos 40 millones de euros (después de costar 90 millones) pero su sueldo ronda los 16 millones de euros por año. Hechos los cálculos, con el primero contratado hasta 2021 y el segundo hasta 2022, el ahorro total llegaría a 50 millones de euros, según 'El confidencial'.
Por eso la salida de James, que antes se justificaba ya en razones estrictamente deportivas, como la falta de competencia y la creciente pérdida de confianza, ahora tiene una justificación económica, un detalle que no es menor en medio de este pánico financiero que viven los clubes más poderosos de Europa. El adiós, muy a su pesar, ya no parece tener reversa.
