La Selección Colombia es una familia. Una de esas que tiene serios reparos para admitir nuevos miembros, a juzgar por las últimas decisiones del técnico Néstor Lorenzo, quien se aferra a sus históricos y los suma a otros que ya se han ido ganando, con mucho sacrificio, en esa cerrada cofradía.
El círculo de confianza, por mucho que el discurso del DT haya querido decir lo opuesto, no parece tener espacio verificable para jugadores de la Liga local (solo llegó a Álvaro Montero) y en realidad de aquel ensayo de diciembre pasado que les dio ilusiones a los Vera, Campuzano, 'Cachito' Gómez y demás, solo Ian Poveda, que juega en Inglaterra, y David Ospina, del registro de Al-Nassr de Arabia Saudita, lograron un cupo en la convocatoria para los amistosos contra España y Rumania.
Para su tranquilidad, esos que no fueron considerados por Lorenzo se pueden consolar en que la ola de desidia no respeta ni al mismísimo Falcao, quien no jugará mucho en Rayo Vallecano pero antes tampoco lo hizo y de todas manera parecía tener su lugar de capitán y de voz de autoridad en las concentraciones. Ya ni eso.
Qué les puede quedar a los mediocampistas Wilmar Barrios y Sebastián Pérez, de Zenit de Rusia y Boavista de Portugal, si no les vale ni estar en Europa, ni ser titulares indiscutibles y hasta portar la cinta de capitán: ahora son invisibles para el cuerpo técnico nacional. Suerte que Silva y Cataño tienen tanto compromiso en Millonarios porque sino el golpe de estar y desaparecer de la lista sería más duro.
Pero les pasa no a esos veteranos, ya mayores de 30 todos, sino a los que muchos consideran prospectos para el futuro: Jaminton Campaz (23 años) en Rosario Central y Juan Camilo Hernández (24) en Columbus Crew de Estados Unidos han de preguntarse que habrán hecho mal en sus respectivos llamados si de repente ya no cuentan. Bueno, el primero sabe que sus decisiones del comienzo de año por un tema salarial ralentizaron su progreso, pero el segundo debe tener una gran sensación de desconcierto.
Eso sí, hay que decir que nadie, en la larga lista de 'convocables' que tiene el fútbol colombiano, tendrá la desazón que hoy sufren Duván Zapata y Miguel Borja. El primero, en 28 partidos lleva 9 goles y 3 asistencias en la temporada y el segundo ajusta 10 partidos, 11 goles y 1 asistencia., números que lo tiene en el top 10 de los delanteros más letales del mundo en la actualidad.
Una vida convenciéndose que para estar en una selección nacional, siendo delanteros, la única carta de presentación es el gol, un borrón y cuenta nueva ahora que ninguno de los convocados tiene sus mismos números y que a alguno incluso le alcanza con diez minutos contra un equipo de cuarta división en un club nuevo. La cabeza no puede traicionar y a ellos como a todos los olvidados por Lorenzo les queda un cartucho más: en caso de lesión tienen que estar 'en puntitas de pies'. Nadie dijo que iba a ser fácil...