Si hubiera alguna prueba se podría decir que es sospechoso, pero por ahora no es más que una terrible coincidencia. ¿Cómo es posible que el año pasado con finales y títulos y casi la misma nómina, no hubo problemas físicos en masa y en este 2024, en cambio, parece que se juntaron todas y han llegado a comprometer la clasificación a cuadrangulares en Liga y a poner en riesgo la Copa Libertadores?
Es la pregunta que en cada rueda de prensa le hacen al técnico Alberto Gamero, para quien el asunto es una desafortunada mala fortuna. ¿Lo es?
Suena reduccionista y especialmente insuficiente la respuesta del DT cuando el equipo ha llegado a tener hasta una docena de jugadores al margen al mismo tiempo, lo que evidentemente trastoca todo: sin el equipo disponible al menos en un 85 por ciento es imposible cumplir el plan de rotación en determinados partidos, la idea de descanso de varios de los más habituales, la disposición de recursos para partidos importantes, la tan exitosa estrategia de uso del talento de la cantera.
Hoy es fácil decir que hubo problemas de planeación, pero la realidad es que el problema central son las lesiones que entorpecen esos proyectos de comienzo de año. Entonces, al ver que casi todos los casos son inconvenientes musculares, empieza casi una cacería de brujas por encontrar culpables: ¿estuvo mal desarrollada la pretemporada y el culpable es el preparador físico? ¿han sido mal manejadas las cargas y el cuerpo médico no ha logrado resolver de fondo los sucesivos problemas que eso genera? Incluso, ¿se están apurando los propios jugadores y hasta los médicos, presionados por tantas y tan largas ausencias?
Y es que llama la atención que ya, pro ejemplo, David Mackalister Silva lleva dos ausencias prolongadas, las mismas de Leonardo Castro; que Daniel Cataño se haya demorado varias semanas en resolver un problema nunca suficientemente explicado, caso parecido al de Danovis Banguero, quien nadie sabe cuándo regresará; que Giordana se fuera en su mejor momento, que fueran cayendo Castro, Llinás, Pereira, Vásquez, Beckham Castro, Vega.. a veces es más fácil la lista de los que han pasado la temporada sanos...
De nuevo la respuesta de Gamero es la mala fortuna, lo que da espacio a rumores sobre posibles salidas y presuntas decisiones radicales. El problema es que el que viene, el próximo martes 2 de abril, se llama Flamengo, el peor equipo posible para enfrentar cuando se vive una crisis de resultados que no se resuelve -aunque alivia- con la victoria 3-1 en el clásico contra Santa Fe.
"Tengo entendido que el más cercano a regresar es Leonardo Castro, vamos a mirarlo estos días y verlo con balón, a ver cómo se siente. Lo de Paredes todavía no, lo de Banguero todavía no“, dijo el DT en rueda de prensa.
El problema es que no es el único problema: hoy, además de Castro, están en la enfermería los citados Paredes y Banguero, Jorge Arias (caído en el clásico), Andrés Llinás, Jader Valencia y Ómar Bertel, estos dos últimos con lesiones de larga duración. Solo Beckham David Castro, cuyo nivel bajó drásticamente el semestre pasado a este, tiene boleta de salida y estaría disponible. Pero igual es una alternativa, nada más.
Así es como las lesiones han sido el vía crucis, que no es solo de esta Semana Santa sino que se padece desde enero. Alguien tendrá que dar las explicaciones de fondo, pero hay que ser pacientes porque en la premuera de la Liga y la obligación de la Copa Libertadores no habrá mucho tiempo para reflexiones, será, como toda la temporada, tapar los huecos, reaccionar en vez de programar y sufrir en silencio la falta de refuerzos de mayor categoría, una asignatura de esta y muchas temporadas en el azul.