A falta de un partido, Atlético Nacional despide un 2019 muy complicado en lo deportivo e institucional, año en el que la mano de dos técnicos con un gran palmarés, no bastaron para mantener ese ciclo de dar vueltas olímpicas, que se tornó costumbre en el conjunto antioqueño durante esta última década.
Con tres eliminaciones en el primer semestre, los verdolagas tenían claro que debían clasificar a la Copa Libertadores, siendo campeones de la Copa Colombia o la Liga. Sin embargo, estos objetivos no se lograron y como premio de consuelo estarán en la Copa Suramericana 2020.
Juan Carlos Osorio asumió su segundo ciclo con Nacional en junio de 2019, al cabo de 29 encuentros, situaciones como las constantes rotaciones, un equipo que no pudo ganar más de dos partidos seguidos, con un ataque endeble y jugadores con poca actitud, terminó al traste con las ilusiones y la palabra fracaso terminó redondeando este momento bajo el mando del técnico risaraldense. A continuación, los pecados que tuvo Osorio y que derivaron en el fin de la era más ganadora del club.
Exceso de rotación: Sólo Yerson Candelo estuvo en los 29 encuentros, en algunos, sumó un puñado de minutos. Ubicó jugadores en posiciones donde no supieron cumplir las funciones que buscaba en el planteamiento inicial. Solo Daniel Muñoz y Christian Mafla se salvaron frente a esa polivalencia que buscaba Osorio y que terminaron enredándole partidos que pudieron ser triunfos.
Poca confiabilidad: Salvo los clásicos frente al DIM, que ganó con autoridad y solvencia, Nacional no pudo hacer partidos que hayan llenado la retina del espectador. Aunque fue el mejor en la fase de todos contra todos, su equipo generó más dudas que certezas y eso son falencias graves para buscar un título.
Suspensión: Haber estado por fuera de la raya cerca de un mes y medio hizo mella en un equipo que buscaba modelarse a lo que él quería. No solo eso, los árbitros lo iban a medir con un rasero diferente, debido a sus reclamos airados y algunos comentarios subidos de tono en algunas ruedas de prensa.
Contundencia: Nacional lograba generar en promedio, entre ocho a nueve llegadas al arco rival. Sin embargo, no lograba concretar algunas de ellas y terminaba con afugias, partidos que pudo controlar más allá del juego, con el resultado.
Bajones futbolísticos: José Cuadrado, quien tuvo un repunte en su nivel, pero tuvo pocos partidos con el arco en cero, y Hernán Barcos, quien hizo 15 goles en el año pero lleva 9 juegos sin marcar, fueron hombres que evidentemente no tuvieron su mejor nivel y el club sintió la flaqueza en el juego colectivo. Otros como Jarlan Barrera, Pablo Ceppelini, Daniel Bocanegra, entre otros, fueron muy intermitentes con su juego y solo mostraron chispazos de buen fútbol que desaparecieron en los momentos cruciales para los cuadrangulares.
Juan Camilo Álvarez Serrano
Corresponsal FUTBOLRED
Medellín