"Llevar a mi hijo al jardín, es como jugar un clásico": Mario González

El volante de Millonarios habló con FUTBOLRED sobre su recuperación, luego de superar una leucemia.

El bogotano de 31 años habló en excluviva con FUTBOLRED.

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14 de julio 2015 , 01:31 a. m.

Solamente lloró una vez, después de ser diagnosticado con leucemia. De resto, los últimos dos años de Mario González han sido de sonrisas ante las adversidades, de mucha fe y de unión familiar.

El volante de Millonarios, de 31 años, recordó detalles de su recuperación, como “cuando me veía al espejo y solo veía huesos”. Llegó a estar en coma y hoy es un ejemplo para sus compañeros, que lo ven entrenar y solo esperan verlo de nuevo en las canchas.

Mario Alejandro disfruta de su familia, de su hijo Matías y de las cosas de la vida que “no valoraba antes de que me pasara lo que me pasó”. Así, en charla exclusiva con FUTBOLRED, Mario agradeció al mundo del fútbol, e hizo una ambiciosa promesa: “salir campeón con Millonarios”.

¿Cómo fue asimilar la enfermedad?

"Es difícil porque uno no espera eso. Uno como futbolista cree que está exento de todo esto, de muchas situaciones que normalmente no pasan, pero cuando pasan, uno se da cuenta que no es tan intocable y no es tan fuerte como cree la gente. Muchos piensan que uno, por ser futbolista, siempre anda feliz, no tiene problemas, todo es maravilloso y no es así. Lo único que hice desde ese momento fue aferrarme a Dios, y creo que me ayudó mucho. Gracias a él estoy aquí y puedo ver lo que me sucedió, ya hace casi dos años, como algo que queda atrás y ahora miro para adelante y tratar de que esto que me sucedió, sirva para mucha gente".

¿Cómo se portó Millonarios y el mundo del fútbol?

"Muy bien. Infortunadamente fue en este equipo donde me pasó esto, pero afortunadamente, para mí, se han portado muy bien. Solo tengo palabras de agradecimiento, porque han estado pendientes, me han ayudado en todo y me han dado su apoyo; al igual que la hinchada y la gente del fútbol. Ese justamente es un lindo detalle, porque no fue el caso de Mario o de Millonarios, sino que el fútbol se unió, se unieron los equipos y las hinchas para pedir por la recuperación mía; eso me llenó de fortaleza, porque ver equipos donde no había jugado y me mandaban voces de aliento. Solo puedo agradecerles a todos por esos detalles".

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El jugador bogotano vivió su infancia en Bosa y debutó en Santa Fe, en 2004. Foto: Archivo EL TIEMPO.

¿Lo sorprendió alguna llamada de gente del fútbol?

"Es difícil decirlo, porque me llamaron jugadores con los que nunca había estado, con técnicos que no me dirigieron, con directivos que estaban pendientes; decir una sola persona es complicado, pero hay alguien que marcó la diferencia y me sorprendió un poco más, por algo que me había pasado antes: Santiago Escobar. El ‘Sachi’ estuvo muy pendiente y habló muchas veces con mi madre; nosotros tuvimos nuestros roces laborales en el Once Caldas, como pasa en el fútbol, no fue nada personal solo de trabajo. Yo salí del Once Caldas cuando él estaba de técnico, eso sí siempre en buenos términos. Estuvo pendiente, llamaba mucho a mi familia y afortunadamente en enero, en un amistoso Millonarios-Equidad, tuve la oportunidad de agradecerle por ese gesto tan lindo, por estar pendiente de mí. Ahí demostró el tipo de persona que es".

¿Qué sintió cuando volvió a tocar un balón?

"No solo al tocar un balón (risas). Después de que salí de la clínica fue un volver a nacer, porque tuve que volver a aprender a caminar, a comer, a ir al baño, no me podía parar solo…era volver a nacer. Entonces salir a la calle, poder salir a trotar a un parque, poder ir a llevar el niño al jardín, eso para mí se volvió una felicidad grandísima; es como jugar un clásico o una final, porque después de lo que viví estar acá es muy grande. El día que regresé a entrenar, volver a la misma cancha del último entrenamiento después de año y medio, casi con los mismos compañeros, sentí que no había pasado sino mes y medio. La vida pasa muy rápido y hoy estoy entrenando, a disposición del cuerpo técnico y luchando por un puesto en el equipo. Uno no se da cuenta del tiempo que deja pasar y no saca provecho, y solo cuando pasan estas cosas es que uno valora ese tiempo y ve que puede hacer muchas cosas".

¿Quedó con algún miedo?

"Después de vencer el cáncer, no es fácil seguir. Muchas veces uno queda con secuelas u otras cosas, pero en mi caso solo estoy medicado por prevención, más no por la enfermedad. Hoy no tengo restricción alguna o una secuela. Lo que me dejó la enfermedad fue un aprendizaje grandísimo; una lección de vida que solo se puede superar con Dios y dos cicatrices pequeñas de un catéter que me hicieron".

Su hermano Juan Carlos, le devolvió la esperanza de vida...

"Esa fue otra bendición. Para la gente que no conoce, no sabe lo difícil que es conseguir un trasplante de médula y que sea 100% compatible. Muchas veces hay familias con seis o siete hermanos y ninguno es compatible; en nuestro caso, somos solo Juan Carlos y yo y salió 100% compatible. Un día le dije a mi esposa: si Dios quiere que me haga ese trasplante pues mi hermano será compatible, y así fue. Ese era un miedo que yo tenía, porque ponerme un órgano de otra persona me daba miedo. Mi hermano siempre estuvo a disposición, no puso ningún pero, siempre dispuesto a lo que sea; obviamente con sus temores, pero jamás se negó y estuvo pendiente, al igual que toda mi familia. Así que le agradeceré siempre porque Dios lo puso para que yo esté aquí, teniendo una vida normal".

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En Millonarios, González Castro tiene una deuda de gratitud. Quiere volver y triunfar. Foto: Archivo EL TIEMPO.

¿En qué cambió la vida de Mario?

"Cambió mucho. Uno aprende muchas cosas, cambié otras, me di cuenta que estaba fallando. Uno le da la prioridad y la importancia a cosas que no eran, que son pasajeras, que lo llenan en instantes pero que para la vida no tienen importancia. Son muchas cosas las que he cambiado. Han sido más las cosas buenas que me han pasado que las cosas malas. He tratado de aprender y ponerlas en práctica; trato de lo que me sucedió, sacarle el mejor provecho y ponerlas en práctica en el día a día. Después de esto, le queda a uno una enseñanza muy grande de que hoy estamos y mañana no sabemos. Muchas veces cuando uno está bien de salud, cuando tiene todo y no hay necesidades, uno piensa que tiene todo y no hacen falta otras cosas. Y lo que es cierto es que todos tenemos que partir y no sabemos cuándo; por eso hay que aprovechar en el día a día a la familia, a los seres que lo rodean e ir para adelante porque esto es corto".

¿Cómo está futbolísticamente para volver a las canchas?

"Bien. A pesar de todo este tiempo que estuve parado perdí el ritmo, me ha costado en la parte física, aunque en la parte técnica no tanto. Pero hice la pretemporada muy bien, hice los trabajos y eso me ha ayudado muchísimo. Me he sentido muy bien, con más aire. Lo hablábamos con el preparador físico (Emanuel Lillini), que es de tiempo, de ir ganando minutos porque el ritmo de competencia es diferente a estar entrenando. El cuerpo técnico quiere darme minutos y que vaya cogiendo el ritmo; la parte física ha estado mejor, solo es ir cogiendo ritmo con los partidos. Yo estoy a disposición del ‘profe’ Lunari, en el momento en que él decida yo ya estoy para jugar, así sea 10 o 15 minutos, yo estaré listo; ya es decisión de él, ya estoy inscrito y estoy en la lucha por pelear ese cupo entre los 16 concentrados de un partido. Ojalá pueda retomar mi nivel y pueda aprovechar estos últimos años que me quedan de profesión para devolverle, no solo a Millonarios sino al fútbol y a todos los que han estado pendientes, de la mejor manera y jugando bien al fútbol".

¿El broche de oro sería salir campeón con Millonarios?

"Sí, es un sueño. Yo digo que uno siempre quiere más, y no sé si eso sea malo o querer ser ambicioso. Pero es un sueño. Dios empareja todo y hoy estoy en Millonarios y ojalá que sea un regreso alzando un trofeo. Sería grandioso devolverle todo a Millonarios con un título. Ya estoy dando el primer paso, después trataré de aportar al grupo para que en diciembre podamos celebrar mi regreso y una estrella. Todos los jugadores lo anhelan, pero más yo por todo lo que ha pasado".

¿Cambio su vida espiritualmente?

"Espiritualmente me aferré mucho a Dios, conocí de él. Antes no, antes tenía una religión pero no conocía de él. Primero Dios, después mi esposa, mi hijo, mi familia, Millonarios, la hinchada, la gente del fútbol, a la que le he agradecido y le seguiré agradeciendo".

Mario Alejandro González Castro también ha sido apoyo para pacientes con cáncer. "Cuando me llaman para que vaya a visitarlos y a darles una voz de aliento, lo hago con gusto. Sé lo que es vivir esto y sé que no es fácil superarlo. Yo sigo aprendiendo de esta experiencia", finalizó.

Juan Pablo Arévalo López
Periodista de Futbolred
juaare@eltiempo.com
En Twitter: @Arevalo327

El bogotano de 31 años habló en excluviva con FUTBOLRED.

Redacción Futbolred
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