El penalti. Pocos temas más actuales y más polémicos, a razón de lo que sucedió en la final de Copa Suramericana que perdió, justamente desde los 11 pasos, el Junior de Barranquilla.
Según la estadística, los buenos son infalibles. Un estudio realizado por el catedrático español Natxo Palacios-Huerta, en el cual se analizaron 11 mil lanzamientos de penaltis, determinó que “el 60 por ciento de las tandas las gana el equipo que lanza primero; en el 60 por ciento de ocasiones un lanzador diestro tirará a la zona que corresponde a la mano derecha del portero (y el zurdo a la izquierda); y en la mayoría de ocasiones estos tienden a lanzarse a su lado natural”. Además “hay 80 por ciento de probabilidad de que un pateador convierta la ejecución”.
Además, dice la teoría que el penalti no es atajable cuando se cobra arriba y a uno de los dos palos, a donde el arquero, por mucho que se esfuerce, no tendrá manera de llegar. “Poco más del 80% de los tiros, alrededor de cuatro de cinco, lanzados a esta zona tuvo éxito”, dijo el investigador Ken Bray en el libro ‘Cómo anotar: la ciencia y el hermoso juego”, citado por la BBC.
Pero también lo es cuando los ejecutantes logran, a fuerza de experiencia, entrenamiento y fortaleza mental, dominar la presión y sacar ventaja del duelo personal con el arquero. ¿Existen esos genios? ¡Por supuesto!
Aquí repasamos los mejores cobradores de penaltis en la historia de la Liga profesional colombiana:
1. Sergio ‘Bocha’ Santín (URU) 60 goles de penalti
2. Arnulfo Valentierra (COL) 50
3. Oswaldo Marcial Palavecino (ARG) 44
4. Willington Ortiz 43
5. Néider Morantes 41
6. Gonzalo Martínez 39
7. Carlos Rendón 34
8. Ricardo Ciciliano 33
9. Armando ‘Pollo’ Díaz 32
10. Sergio Cierra 32
11. Rubén Darío Hernández 31
12. Edison ‘Gigo’ Mafla 31
13. Hayder Palacio 30
14. Ómar Pérez 28
15. Carlos Rodas 28
16. Humberto Sierra 27
17. René Higuita 27
18. Víctor Ephanor (BRA) 27
19. Dayro Moreno 26
20. Sergio Galván (ARG) 26
¿Existe el penalti perfecto? Hablan los expertos
Edison ‘Gigo’ Mafla, ex jugador del Deportivo Cali, América y Santa Fe, entre otros, manifestó que “no hay penal perfecto, lo que pasa es que uno practica en el entrenamiento para el momento de que llegue esa oportunidad en un partido o en los días previos a una final, pero la decisión se toma en el instante, se mira al arquero a ver dónde se va a tirar para asegurarlo, cruzado, duro, al lado derecho o izquierdo”.
Agregó que “Gracias a Dios tuve una gran virtud de pegarle al balón, trataba de que siempre fuera a una esquina bien ubicado, para que el golero, si era rápido, no pudiera atajarlo. Un penal bien ubicado es muy difícil atajarlo. Cuando uno va seguro y confianza siempre lo va a hacer”.
Mafla convirtió una gran cantidad de penas máximas, pero solo rememora haber desperdiciado dos: Uno en un clásico ante América, detenido por Óscar Córdoba, y otro ante el Unión Magdalena.
Arnulfo Valentierra, ex volante creativo de Once Caldas, por su parte, acerca de cómo cobrar un penal, sostuvo que “la pregunta es brava, porque allí van juntas las emociones y la tranquilidad para ejecutarlo, después de que el jugador se sienta seguro, con confianza y que la mente esté tranquila, hay la garantía de va a ser gol. Pero mientras haya nervios y la mente no esté segura, hay más probabilidad de botarlo que de hacerlo”.
De su estilo lento para enfrentar el balón y detenerse luego antes de rematar, dijo que “siempre el arquero escoge un palo y se lanza regularmente con el pie de apoyo, allí el jugador tiene la capacidad de ver hacía dónde se mueve o pegarle fuerte a un lado. En mi caso siempre veía al arquero, había unos que se quedaban quietos, pero les tiraba a un costado más fuerte y eso les dificultaba llegar al espacio”.
Valentierra afirma que perdió la cuenta de la gran cantidad de penales que marcó, pero aclara que erró pocos. Recuerda especialmente el desperdiciado ante Boca Juniors en Manizales, en la final de la Copa Libertadores de 2004, serie que luego les dio el título continental a los albos.
Concluyó que “hasta los mejores cobradores del mundo han botado penales, los que mejor le pegan al balón lo han desperdiciado, pero cuando se está física y mentalmente tranquilo se tiene más seguridad de marcar el gol”.
Por su parte, Carlos ‘Sanjuanino’ Rendón, recordado por su excelso remate de media de distancia y su facilidad para la pelota quieta en general, concluyó que no existe el penalti perfecto: “Yo creo que no haya secreto, no existe. Siempre hay una buena ejecución o un arquero que lo adivina, pero normalmente no es un gol seguro.
Su técnica es clara: “Es simplemente estar seguro, tranquilo a la hora de ejecutar. No hay tanto misterio. Yo intentaba darle fuerte y a uno de los palos, pero cuanto el arquero está en su momento lo ataja y no hay nada que hacer. A veces le pegaba fuerte y otras la ponía suave al otro palo, jugar con la sorpresa”.
¿Y el miedo? “No hay forma de controlar nervios, menos en finales. Es mucho más difícil, lo único es estar seguro de dónde patear antes de llegar al balón y ya. Pero el nerviosismo normal”, aseguró.
Precisamente sobre la traición de los nervios cuando se está frente al cobro de un penalti, Eudalio Arriaga, recordado delantero juniorista, afirmó: “El que no tenga miedo de cobrar un penalti no es futbolista. Uno va caminando y eso es largo, pasan docenas de cosas en fracciones de segundo. Yo recuerdo que Arzuaga, por ejemplo, siempre iba cantando un vallenato, sólo pensaba en eso y así cobraba, tranquilo”, afirma.
La respuesta de la ciencia
Según el investigador Bray, dos tipos de estrés influyen en el cobrador: “uno es somático, con síntomas como sequedad en la garganta, aumento del ritmo cardíaco, o sudoración en las manos, y otro cognitivo, que puede incluir pensamientos negativos de fracaso”, afirma en el estudio de la BBC.
Bray aconseja técnicas de concentración con imágenes mentales positivas: “imaginarse el disparo perfecto, lanzado al ángulo de la zona insalvable y golpeando la red, como una película. Es lo que los jugadores deberían estar viendo en sus cabezas justo antes de que llegue su turno de patear”, afirma.
Es lo que, sin duda, pasaba en la cabeza y la cuerpo del mexicano Cuahutemoc Blanco, el mejor cobrador de penaltis del mundo: ¡ marcó 71 de los 73 penales que ejecutó durante su carrera!
Ahora bien, el cobrador va seguro al arco, ubica la pelota y toma carrera. Pero en el trayecto pasan otras cosas, como que el arquero rival provoca, ofende, ‘gana de boquilla’. “Estás cagao, mírame, te lo voy a tapar, me decía Higuita y me trabajaba”, recuerda Arriaga.
Esos detalles están siempre fuera del manual. No existe el penalti perfecto que hubiera bañado de gloria a Jarlan Barrera, como no son reales los de Bacca y Mateus Uribe en octavos de final del Mundial de Rusia. No pasa por la estadística sino por la cabeza de quien tiene el valor -o la torpeza- de pararse frente a la pelota, a 11 pasos de distancia de su rival. Dicen que el arco se hace más pequeño… a veces también le pasa al cobrador. Es la mente y no el pie. Es fútbol, ‘la dinámica de lo impensado’.