Junior venció a Nacional por 2-0, en un partido donde necesitó 22 minutos para liquidarlo y dejar a los verdolagas al borde de su quinta eliminación en el año. Los dirigidos por Juan Carlos Osorio cometieron errores que no pudieron corregir como en el partido del pasado domingo, donde rescataron un punto, luego de ir con dos goles abajo.
Otra vez Osorio se equivocó en la planificación inicial, la línea de tres en el fondo con Alexis Henríquez como líbero, Helibelton Palacios y Christian Mafla, no fueron capaces de controlar las incursiones de jugadores veloces como Luis Sandoval y Teófilo Gutiérrez, quienes aprovecharon la lentitud del capitán verdolaga, quien tuvo que ver en el primer gol de los barranquilleros, producto de un mal rechace.
En el mediocampo, Brayan Rovira volvió a actuar como interior, una posición que lo incomoda y donde no es influyente en el juego del equipo. Daniel Bocanegra como medio centro, no logró ser el enlace que necesitaba el equipo para generar el fútbol ofensivo. En defensa también le costó y, además, tuvo el infortunio de rebotarle una pelota que terminó en el segundo gol del Junior. Daniel Muñoz cayó en el juego del rival y se dedicó a pegar que, a generar, no supo cómo conectarse al circuito de juego que pasaba más por el sector izquierdo, en los momentos que Nacional recuperaba la pelota.
Pablo Ceppelini fue otro que no brilló como en otras tardes, cuando había sido desequilibrante. El uruguayo no estuvo concentrado y en varias ocasiones los rivales lo sacaban del partido. Algo que también le pasó a Cristian Blanco, quien lució incómodo como extremo por derecha, no le llegaba la pelota y cuando estuvo como lateral izquierdo, tampoco marcó diferencia. Sobre el final del primer tiempo cometió un penal, sentenciando su salida del partido.
Yerson Candelo no tuvo esa movilidad ni solvencia con respecto al partido frente al Tolima. Mejoró un poco en el segundo tiempo cuando se asoció con Vladimir Hernández y Jarlan Barrera, aunque sin ese brillo y fuego interno que mostraron el domingo anterior cuando les alcanzó para empatar el partido. Vladimir jugando como interior no fue desequilibrante y poco se vio durante el partido.
Nacional fue un equipo largo, con pocas ideas ofensivas, los cambios no le resultaron a Osorio, por más que Baldomero Perlaza fue el que trató de ponerle orden al medio, no tuvo con quien asociarse. Hernán Barcos ya sumó ocho fechas sin marcar y para el delantero, su alimento es el gol. Jarlan Barrera no ha podido regresar a su nivel de los primeros partidos y el equipo no logró darle la vuelta a un partido, ni en talento, ni en lo anímico.
Pensando en lo que viene, Nacional deberá ganar los dos partidos que le restan para alimentar la esperanza de sus hinchas, depender de otros resultados y esperar que regrese el brillo en la generación de fútbol, como combustible a la ilusión de una nueva final.
Juan Camilo Álvarez Serrano
Corresponsal FUTBOLRED
Medellín