No eres tú, soy yo: James, un acertijo indescifrable para sus técnicos

El colombiano sale de Sao Paulo según dijo DT Carpini, otro jefe que no logra mejorar su nivel.

James Rodríguez

Conmoción por la llegada de James Rodríguez a Brasil

Foto: EFE

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12 de febrero 2024 , 06:11 a. m.

James Rodríguez es como el hamster en la rueda: por mucho que intenta, que se esfuerza, que trabaja para consolidarse en un equipo, repite una y otra el mismo final, el del ciclo implacable que va de la gran ilusión al insoportable aburrimiento y de ahí a la incertidumbre sobre el rumbo de carrera. No importa cuánto corra, siempre se agota por el camino.

La única novedad es que antes se tomaba al menos una temporada para decir basta, mientras que ahora no resiste ni seis meses. Al final, sin importar cuánto demora, la decepción acaba siendo el único fugaz recuerdo que está dejando en sus equipos. 


¿Qué pasa? Otro común denominador en su dilatada historia reciente fueron sus diferencias con entrenadores que forzaron el trabajo físico para obtener todo lo que se espera de su rendimiento. A la lista se acaba de sumar Thiago Carpini, DT de Sao Paulo, quien dio una opinión tan cruda y honesta que para muchos fue la gota que rebasó la copa del creativo: "ha estado luchando con la sesión de entrenamiento. Con cada secuencia que tiene, viene con un problema crónico en el tendón, en la pantorrilla. Pierde tres o cuatro días y, cuando alcanza su mejor forma, lo vuelve a sentir. Creo que esto ha afectado su parte mental y ha dificultado su regreso".

Y días después remató: "Nuestro período juntos fue corto, no tengo nada que decir sobre el deportista y el ser humano. Lo que me condicionó un poco fue el control de carga que hicimos en la pretemporada por una pequeña molestia en el gemelo. Esta lesión ya la había sufrido en la Selección. Empezamos a cuidarla para que tuviera condiciones lo antes posible. Pero es el propio interés del deportista (irse del club). Ya no es asunto mío”. Fin de la película, aunque la realidad es que esta vez el villano no parece ser el entrenador. 

Una larga historia de desencuentros

En Mónaco, para empezar, James chocó una y otra vez con Claudio Ranieri (hoy DT de Yerry Mina en Cagliari) porque no apoyaba la tarea de marca, aunque vino el Mundial de Brasil y su historia cambió para siempre.

Después de brillar de la mano de Carlo Ancelotti, el único entrenador que supo manejarlo y sacar su mejor versión en Europa, la historia de desencuentros vestido de blanco arrancó con la salida del italiano, en 2015. Su reemplazo fue Rafa Benítez y con él todo arrancó siempre al revés: James no llegó a la pretemporada en Estados Unidos -aunque tenía permiso por un tema publicitario- pero después, en el estilo pragmático del español, el fútbol del zurdo empezó a sobrarle, cuando no a molestarle, y lo fue aislando hasta reducirlo a ser un plan C, con suerte.

Parecía un alivio que lo despidieron solo seis meses después, pero el remedio fue peor que la enfermedad: con Zinedine Zidane el favorito era Isco y la inconformidad del francés con el poco sacrificio en marca del colombiano fue la cuota inicial del primer adiós al Madrid, que estuvo sazonado por las pataletas del jugador cuando lo cambiaban (el golpe al banquillo es inolvidable) y hasta la decisión del DT de mandarlo a la tribuna en la última final de Champions: se fue a Bayern Munich, cedido, en 2017.

Y era como un oasis: un equipo feroz en ataque, que lo acogió pleno de ilusión, en el que ganó cinco títulos en dos años de la mano de otro DT que lo valoró como Jupp Heynckes, una relación feliz que, según el entonces director deportivo, Franz-Karl Rummenigge, debía terminar en una compra definitiva. Pero entonces, el final fatal. Se fue el alemán y llegó Niko Kovac. Y se acabó el romance: el nuevo jefe demandaba un sacrificio que el zurdo no ofrecía, vinieron las lesiones y, finalmente, volvió a Real Madrid.

Aquí vale hacer un paréntesis porque, según contó él mismo en una entrevista, le pidió al Bayern no comprarlo porque ya tenía un acuerdo para ir al Atlético de Madrid, pero hubo una gira de preparación en Estados Unidos, una goleada 7-3 de los colchoneros a los merengues y una lesión grave de Asensio y así el negocio se dañó. Volvió a la casa blanca sabiendo que se iría pues con Zidane no tendría nunca opción.

Y apenas pudo se fue gratis a Everton, que ahora dirigía su querido Ancelotti, y de nuevo el destino le sonreía: se adaptó pronto, sus compañeros amaban la precisión de sus pases, de pelear descenso iban acercándose a pelear cupos europeos, pero otra vez vino el infortunio: el Madrid volvió a llamar al italiano, quien se fue corriendo y llegó... ¡Rafa Benítez!

Así describió James su encuentro con él en Twitch: “El primer día de pretemporada con Everton, Rafael Benitez me dijo: tú ya estás mayor, tienes 30 años, yo prefiero tener gente joven, con jerarquía y que corra, así que búscate club. Yo le dije al gerente que ‘en tres meses Rafa Benítez estaba fuera, yo algo de fútbol sé. Yo ya estuve con él y es jodido. A los tres meses fuera y estaban últimos”.

Era su Némesis. Tenía que irse pero no encontró ninguna opción mejor que Al-Rayyan de Catar, con el que firmó un millonarios contra de tres años en 2021. Con Laurent Blanc apenas si se entendió pero después vino el chileno Nicolás Córdova y, aunque era su mismo idioma, se entendieron menos: pocas veces estuvo disponible, siempre lesionado, incluso expulsado. El DT casi celebró su salida a Olympiacos, según dicen en un acuerdo en el que habría tenido que pagar -versión no oficial- para poderse ir dos años antes del vencimiento de su contrato.

Y ahora, sin Míchel, otro DT que supo tenerle paciencia, habló maravillas de su talento y casi lo recuperó hasta para la Selección Colombia, llegó de manera interina el francés José Anigo y otra vez los problemas: versiones de prensa en Grecia sugieren que el 10 habría reaccionado mal a la decisión del jefe de relevarlo en el clásico que perdió Olympiacos 2-0 en Liga contra Panathinaikos, y que por eso habría decidido finalizar su contrato a dos meses y medio del vencimiento.

Pasó varios meses sin actividad y sin club hasta que apareció en el camino Sao Paulo. Aunque llegó hablando perfecto portugués, tuvo un recibimiento multitudinario y llenó de ilusión a uno de los clubes más grandes de Brasil, chocó primero con Dorival Jr (hoy seleccionador nacional de Brasil), para quien nunca tuvo fondo físico para ser titular indiscutible y era razón de desconcierto pues brillaba con Selección Colombia y volvía al club casi a recuperarse de esos esfuerzos, y luego con el joven Carpini y su honestidad brutal sobre su estado físico real.

El resultado es el de siempre. 'No eres tú, soy yo', suele decir quien deja a su pareja sin motivo aparente. Aplica para un James que otra vez se va por la puerta trasera, ojalá por un nuevo amor que le permita cortar su indefendible tendencia de cansarse pronto de sus entrenadores y no cumplir sus contratos.La fama no es buena, pero 

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