Gustavo Bolívar soñó el sueño del fútbol y ahora está atrapado en la pesadilla de la guerra que se ha desatado tras la invasión de Rusia a Ucrania, una situación que mantiene al mundo en vilo.
Y ahí, en medio de esa angustia, vive el futbolista colombiano, quien hace solo tres semanas se manifestaba ilusionado por llegar al Leópolis, ciudad ubicada a unos 540 kilómetros de Kiev, donde en las últimas horas se registraron bombardeos rusos.
“Son momentos de mucha tensión, pido a Dios que esto acabe pronto, parece una pesadilla. Gracias a todas las personas que se han comunicado conmigo, he sentido el apoyo. Primero está la vida y el ser humano, No tengo nada que reprocharle al fútbol, solo darle las gracias por traerme hasta acá, Dios tiene el control”, escribió el jugador en su cuenta de Instagram.
En charla con Blu Radio, el deportista lamentó que no haya recibido apoyo hasta ahora de las autoridades de su país:
“es imposible que desde que empezó este tema la Cancillería no se haya comunicado conmigo, tuve la intención de comunicarme con ellos desde que empezó esto, pero nadie se ha comunicado conmigo. Acá estoy solo contra el mundo porque no hablo el idioma”, dijo.
Bolívar reconoce que le advirtieron de la situación pero que corrió el riesgo: "asumo la responsabilidad de venir. Me advirtieron, no voy a decir que no, pero tomé el riesgo por mi sueño y mi camino en el fútbol porque vivo de esto. El club me está apoyando, pero es imposible tener tranquilidad porque la guerra está ahí y es imposible que algo lo calme a uno. Cancelaron todos los entrenos y todos están en sus casas, quiero ir a mi casa”, concluyó el futbolista.