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James Rodríguez fue el hombre de la noche en la victoria 1-0 de Al-Rayyan contra Umm Salal, en los octavos de final de la Copa del Emir de Catar.
Su talento fue la llave que abrió el cerrojo de un partido lento, lleno de imprecisión y faltas, que se selló a favor del equipo que estrenó en el banquillo al chileno Nicolás Córdova, tras la salida de Laurent Blanc.
Fueron unos primeros minutos intensos, cuando perdonó Bakheeet a los dos minutos y a los 5 minutos tuvo James la primera opción, una gran salida por izquierda, toque de Al Adhrami y el portero le negó el gol al colombiano al salir con todo el cuerpo. Un par de intentos más de rito libre tendría, pero esta vez la pecaría por falta de precisión... sí, mismo mal de Selección Colombia.
Y después el juego el juego perdió intensidad, se hizo soso y confuso y apenas registró un par de intentos de Umm Salal, mientras Al-Rayyan no lograba conectar a sus piezas con precisión. Lo único para mencionar hasta el pitazo para el descanso fue la falta de Al Bakhit que le costó la roja: un evidente codazo a Yasser primero se castigó con una tímida amarilla y luego tuvo que ser revisada por el VAR para advertir que era roja. DE paso le costó también la expulsión al DT de Umm Salal en la airada protesta. ¡Increíble lo que pasa en Catar!
Todo parecía indicar que no habría manera de romper la igualdad hasta que James se compadeció y sacó del sombrero, de la pierna zurda mágica que tiene, la solución a todos los problemas: al centro preciso de Yasser entró con toda la potencia y la precisión y marcó el 1-0 a los 90+2. ¡La tribuna despertó para gritar su nombre!
El equipo entero vino a abrazar al 10, el que firmó la clasificación a cuartos de final de Copa y parece tener un renacer en su club. Bien por ellos pero bien por Colombia, que se ilusiona a mes y medio del cierre de las Eliminatorias al Mundial, justamente en Catar.