Era una mina de talento que, en el algún punto, se cubrió de roca y ceniza. pasó de jugar por pasión a hacerlo por dinero y en el camino algo de su magia empezó a hacerse recuerdo. Hasta que un día, por fortuna, recuperó las ganas de ser futbolista y de luchar para su país y se vistió de amarillo y volvió a ser el deportista que siempre fue... el que parecía perdido.
De James Rodríguez se dice tanto, se especula tanto, se vocifera de tal manera que lo realmente importante se pierde en una capa de hipocresía que en el fondo se parece a la envidia. Y es normal: cuántos millones no quisiéramos tener su talento para romper la historia, olvidarla, incluso despreciarla y aún así volver a conquistarla.
Lo bueno es que este capítulo de esa azarosa relación que tiene con el fútbol le ha dado una nueva oportunidad en forma de confianza de Néstor Lorenzo. Porque fue el DT argentino quien lo rescató de la pésima decisión de Catar, de la desesperada elección de Grecia, de la incertidumbre previa al feliz aterrizaje en Brasil y de toda la injusticia que sufrió en el intermedio: nada será suficiente para agradecerle a Sao Paulo que le devolviera el fuego sagrado, el espíritu del futbolista que casi parecía extinto.
De ahí ha vuelto James, de la nebulosa de un millonario que se cansa de soñar a la realidad de un atleta en toda la extensión de esa palabra, enfocado, comprometido, vivo... como en 2014. Hoy, por obra y gracia de la fe de su DT y el amor y el respeto de sus compañeros ha vuelto a ser indiscutible.
James es socio de todos, escolta privado de Luis Díaz, apoyo constante de Borré, voz de mando para los jóvenes y los veteranos por igual, pasión, ejemplo, entrega ya sin el temor constante que eran las lesiones cuando no había decidido todavía que volvería a brillar en Colombia como lo hace ahora: 6 partidos, 4 de titular, 1 gol y 2 asistencias, 3,2 pases clave por partido, 89 por ciento de precisión en el pase en lo que va de las Eliminatorias al Mundial 2026.
Rendimiento de James en Eliminatorias
Foto: Sofascore para Futbolred
Una vez le creyó Lorenzo también se lo creyó él: no estuvo nunca en duda el talento del hombre que en su momento rompió el mercado mundial, que se hizo figura en entre los mejores de Europa y que marcó la historia del fútbol colombiano; lo que no parecía tan claro es que todo eso pudiera volver algún día a estar a disposición de una selección nacional. Y lo está.
Vienen diez meses de pausa en las Eliminatorias pero parece claro que la magia de esa zurda, salvo lesiones, va a esperar a volver a escribir historias felices como las que han ocurrido hasta ahora. James está de vuelta. Lo necio sería despreciarlo.