Angustia, desidia e incertidumbre: la crisis de la B, una 'cenicienta'

Meses sin ingresos ni competencia y dudas hacia Dimayor en la segunda división.

Torneo Betplay

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Foto: Tomado de Twitter @fortalezaCEIF @atleticohuilaof @cortuluaoficial @tigrescol

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08 de junio 2020 , 06:09 a. m.

Resulta que no son 20 equipos, son 36. Pasa que sufren igual la falta de competencia y que, si bien los líos de facturación son distintos, las obligaciones los tienen a todos con el agua al cuello. Ocurre que se vuelven protagonistas de la novela cuando vienen las elecciones, pero no llegan ni al rol de extras en cuanto se instala el poder de turno. Son los equipos de la Primera B, que con razón se hacen llamar ‘la cenicienta’ de fútbol colombiano.


El adjetivo es cortesía de Óscar Ignacio Martán, presidente de Cortuluá, y una de las voces que más se escuchan a la hora de reclamar atención para la segunda división.

Su queja es por la incertidumbre sobre el regreso de la competencia del Torneo Betplay, pues desde el comienzo de la emergencia del coronavirus covid-19 solo se habla de la Liga, de la A, incluso se preocupan por la Copa Colombia, como si no hubiera más torneos de fútbol en Colombia: “No vamos a arrancar a la par. Nos van a poner el 8 de junio a entrenamientos individuales y habría que entrenar 90 días para competir por allá hasta septiembre. ¡Como si fuéramos los más ricos! Arrancan los contratos, expectativas de la gente, arranca todo y eso no para”, afirma.

Martán entiende que hay una demora en el protocolo que no depende de Dimayor ni de la Federación (FCF) pero cree que falta sintonía y preocupación por el futuro de la segunda división, una sensación que es común a muchos de sus colegas.

Todos ponen, todos pierden


La crisis económica necesariamente se mide en balance financieros, esos que por estos días dan grima en la B.

Para seguir con el caso de Cortuluá, cada mes la nómina cuesta 380 millones de pesos, lo que supone que en tres meses de competencia han tenido que sortear pagos por 1.140 millones sin recibir nada en taquillas ni en televisión u otros ingresos que estaban presupuestados. “Cortuluá no renegoció contratos, pudimos solventar en un 90 por ciento los salarios de los 100 empleados, muy pocos bajaron entre el 20 y el 30 por ciento. Y tenemos cantera, casa hogar, una sede que mantener, invertimos en la ciudad”, afirma Martán.

Es una historia del Atlético Huila, el recién descendido, que tenía proyectado no pasar más de una temporada en la B y así mismo apostó a una nómina competitiva para el medio, costosa y difícil de mantener: “Los gastos mensuales nuestros son del orden de 450 millones de pesos. Por consenso pudimos reducir costos de nómina en un 50 por ciento hasta cuando regresemos a prácticas. Pero eso será cuando nos den una fecha real en la que volvamos a prácticas grupales, será en ese momento cuando los salarios vuelvan a reactivarse”, advirtió Jorge Perdomo, presidente de la institución.

Pero no todos los gastos son de ese orden. En Fortaleza, por ejemplo, la situación se ha podido llevar bien, solo que no está claro hasta cuándo: “Haciendo maniobras no hemos suspendido ningún contrato. Con los salarios más altos hubo 30 por ciento de disminución, no tocamos salarios mínimos tratando de ser solidarios. Pero cada mes se pone más difícil. Nos llegó un solo ingreso de Conmebol que se usó en la nómina, pero son 138 empleados. Este mes que pasó tuvimos que tomar una medida: reducir salarios en 20 por ciento a salarios medios y de seguir así pues me toca seguir haciéndolo y llegar a suspender contratos, no voy a llegar al punto de endeudar el club porque eso sería la quiebra… Mi rojo, a diciembre, serían más de 1200 millones de pesos”, afirma el presidente, Carlos Barato.

Y en Tigres, uno de los equipos con gastos más modestos, la situación no es más sencilla: “Nuestra nómina cuesta alrededor de 110 millones de pesos al mes. Hemos asumido los contratos, se les envió a vacaciones en la cuarentena, se pagaron los días de abril y con el dinero de Conmebol se están pagando los meses restantes, hasta que se termine el dinero. Con el cuerpo técnico tenemos un acuerdo de pagos hasta marzo con salario total y desde abril una reducción, porque son trabajadores de prestación de servicios. Pero la plata da hasta mayo. Estamos haciendo la nómina para enviar a Dimayor y ahí tendremos que negociar porque se cumplen algunos contratos y luego no sabemos cuándo vamos a competir ni con qué recursos contaremos”, explicó el presidente Edgar Páez.

Explorando otros negocios


En el caso de la Primera B, hay equipos que han diversificado las inversiones, no necesariamente producto de la pandemia, y eso les ha permitido llevar mejor la crisis.

Perdomo explicó, por ejemplo, que no invierten en divisiones inferiores, como sí lo hace Cortuluá, porque entienden el negocio de una manera distinta: “No vivimos de derechos de televisión porque la participación es ínfima, menos de patrocinios, que en épocas como esta se pierden. Apuntamos a la formación a través de cazatalentos”.

Se enorgullece de casos como los de Jefferson Lerma (a Levante y Bournemouth), Kevin Agudelo (Genova y Fiorentina) y recientemente Aldair Quintana (Atlético Nacional). “Para sobrevivir este año estamos esperando la venta de Quintana a Nacional (400 mil dólares)y tenemos demandado a Genova de Italia por el pago de derechos de Kevin Agudelo, porque nos reservamos una parte y el club lo transfirió a la Fiorentina y no hemos recibido nada, aspiramos a unos 2 millones de euros”, comentó.

De esta manera, Huila intenta paliar lo que Perdomo llama “la tragedia del Plazas Alcid”, el estadio de Neiva donde murieron obreros en las tareas de remodelación, y que por el cierre los obligó a ir de sede en sede y a perder mucho dinero: “eso nos llevó perder hinchada… Hacíamos taquillas de 2000 millones de pesos y el año pasado hicimos 200… En un partido en Armenia, por ejemplo, entró una persona”.

En el caso de Fortaleza, la fuente de ingreso son las escuelas de formación: “La situación de Fortaleza es tan compleja como la de todos, nuestros ingresos se vieron afectados porque el 65 por ciento son las escuelas de formación, nuestras 1500 familias que no las tenemos, aunque hemos tratado de hacer clases virtuales y ser muy creativos e ir a la vanguardia en herramientas tecnológicas. Se retiraron unos 500”, comentó Barato.

¿Cuándo y cómo volvería la B?


¡La pregunta del millón! Si no hay certezas en la Primera A, lo de la B es incertidumbre pura. Las demoras en la entrega del protocolo acaban postergando el inicio del primer torneo y restringiendo el calendario para el segundo y por eso se escuchan propuestas que cancelan ascensos y descensos y hasta hay quien tema que se tenga que cancelar todo lo hecho en el año.

“Solo nos queda la opción de un solo torneo al año y en la primera fase zonales. Es posible que no podamos jugar. Televisión y Betplay son los únicos patrocinadores que nos quedan. Habría que revisarlo pero es que no habrá tiempo para hacer torneos y saldría más cara a cura que la enfermedad, hablamos con todos, suspendemos contratos y a ver qué nos dicen porque esto es fuerza mayor”, sugirió Barato.

Pero de inmediato pide que se analice su propuesta para no llegar a esos extremos: “Lo más viable es zonales hasta vuelos regionales, acá coinciden zonas: la Costa tiene 5, Bogotá 5 con Huila y en Cali están cerca todos, más Quindío. Huila, Real San Andrés y Leones se sortearían, nos da 14 fechas si conservamos los puntos hechos y clasifican dos, ya con más normalidad, hacia noviembre, y tendríamos finales en diciembre. Pero que entreguen protocolo”, pide.

También Tigres tiene su iniciativa: “Hay compromisos con Win, Betplay, Bavaria, si elimina (el Torneo) estamos hablando de acuerdos con ellos y no sé si les interesa pagar y no tener esa competencia. Torneo sí habrá, la continuidad del primero o la otra. Lo que no sabemos es cuándo. Para nosotros no tendría diferencia una opción u otra, porque los equipos eliminados tendrán que acabar contratos y eso iría en detrimento de ellos, pero la segunda, al clasificar 8, pues también deja muchos por fuera. Esperemos discutirlo en la reunión de comisión de campeonato”.

Se habla de un campeonato son ascensos ni descensos, de una idea de tener 22 equipos en 2021 y volver a 20 en 2022… y ninguna les suena a los clubes de la B: “Aquí hay que hacer el esfuerzo necesario para que lo recorrido este año tenga un resultado final. Sí vamos a tener que modificar el sistema, pero es aboslutamente necesario que se haga el esfuerzo de tener un resultado. El Huila bajo ninguna airunstancia daría su voto apra eliminar ascensos o descensos, eso no puede pasar”, advirtió Perdomo.

¿Qué piden los jefes de la B?


Los líderes de la Primer B  piden atención. No es tan difícil de entender.

“Como las elecciones de cuerpos colegiados, hacen promesas y luego se olvidan. Desafortunadamente el presidente (Jorge Enrique Vélez) no le ha dado la trascendencia de la B y está enfocado en el respaldo de los equipos grandes y nos ignora siendo parte de Dimayor y teniendo derechos y obligaciones, igual que todos. Solicitaré que nos citen a una reunión, pero también reconozco que el protocolo nos tiene maniatados”, aseguró Páez, de Tigres.

“Hay un tratamiento preferente en Dimayor y el Gobierno y todos pero la A no hará nada sin la B, si ellos van nosotros tenemos que ir máximo 15 días después… Hay divisiones de algunos colegas, las críticas tienen muchos argumentos y no es por la pandemia, eso viene de antes. Eso nos crea una imagen con la que no estoy de acuerdo, no favorece. Se ha cumplido con el protocolo, se pasó a tiempo, se ha intentado hablar, lo maluco es que le metan temas políticos”, apuntó a su turno Barato, presidente de Fortaleza.

Y Perdomo, quien entiende como nadie la dinámica al interior de Dimayor, concluye: “El Gobierno desde un comienzo no recibió como válida la interlocución de la Dimayor por las descachadas del presidente; uno en esos cargos debe tener mesura con sus expresiones y esa fasecita de ¿a dónde la mandó la factura” cayó mal y sabíamos que no había interlocución válida, pero esto sumado a la división que se presenta, genera una dificultad más. Vimos cómo se movió el contrato de televisión internacional, que no salieron con nada y no van a salir con nada; el contrato con los canadienses, en fin… Son cosas que dejan intranquilidad, no es una rebelión porque sí, es que hay elementos que no han dejado tranquila a la dirigencia”.

Y así, con inconformidad pero más que nada con incertidumbre, hoy en día no hay certeza del futuro de la Primera B. Es, tristemente, un motivo más de división en tiempos que exigían solidaridad, unidad, fuerza. Pasa en el fútbol, pasa en el país… pasa, como dice el comercial, en TNT…

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