¿Las segundas partes nunca fueron buenas? ¡Pregúntenle a Comesaña, que lleva 10 versiones en el Junior! A veces resulta que la primera etapa es un aprendizaje y que hace falta una nueva oportunidad para corregir, crecer y, al final, triunfar. Y debe ser a lo que apuesta la directiva de Atlético Nacional, al volver a entregarle el equipo a un DT como Paulo Autuori, quien no dejó un buen recuerdo en su primera vez pero ahora, en teoría, va por la revancha.
Decía Juan Manuel Lillo, uno de tantos extranjeros que fracasó en su intento de devolverle al verde el brillo perdido, que sabía bien que a los entrenadores los despedían por culpa de los resultados, pero no terminaba de entender por qué los contrataban. Y como él hay más de un hincha verdolaga, desconcertado por el regreso de Autuori, no porque le falten pergaminos a un DT con dos Copa Libertadores (Cruzeiro y Sao Paulo) y un Mundial de Clubes, además de 9 títulos domésticos en Brasil, Perú, Catar y Bulgaria y de la Copa Sudamericana 2021 que ganó como manager de Athletico Paranaense, sino por el recuerdo que dejó en su primera fase a cargo del equipo verdolaga.
En esa primera etapa el brasileño se fue tras 29 partidos dirigidos y un rendimiento del 46 por ciento: obtuvo 10 victorias, 10 empates y 9 derrotas entre Liga, Copa Libertadores y Copa Suramericana.
Y un dato no menor: la fue un talón de Aquiles pues sufrió 31 goles en contra y, aunque es cierto que tuvo varias ausencias por lesiones, nunca encontró el camino para mantener su arco en cero, algo que solo logró en 12 juegos. El ataque no estuvo tan mal pues celebró 31 goles, pero ese dato lo único que evidencia es un profundo desequilibrio.
Y es que Autuori, por culpa de esa imposibilidad de hacerse confiable, sufrió dos eliminaciones con Nacional, la primera el día de su debut, en la última fecha de la Liga II-2018, cuando empató con Leones, que ya estaba descendido, y quedó por fuera de la fase final, y la segunda, más dolorosa, en el escenario continental.
En la Copa Libertadores que le tocó dirigir al brasileño, Atlético Nacional arrancó desde la fase 2, lo que deparó un duelo con Deportivo La Guaira, al que eliminó luego de ganarle 0-1 en Venezuela y empatar 0-0 en Medellín. En fase 3 debió medirse a Libertad, entonces dirigido por Leonel Álvarez, con victoria del local por 1-0 en Paraguay e idéntico marcador en Medellín, lo que llevó a una definición por penaltis que acabó 4-5, tras un cobro errado por Daniel Bocanegra. El premio de consolación fue la Copa Sudamericana.
En ese instancia le tocó enfrentarse a Fluminense y la eliminación volvió a ser el destino: perdió por 4-1 en Brasil y se impuso por 1-0 en el Atanasio Girardot.
Y es esa la gran duda que queda en la afición, que tiene claro el recuerdo porque acaba de pasar, hace apenas dos años: ¿fue tan buena la primera etapa de Autuori que ameritaba una segunda? A todas luces no. Pero es fútbol, como bien dicen, y las realidades hoy son distintas.
¿Para bien? No necesariamente, porque en esa experiencia inicial lo que encontró el brasileño fue un equipo económicamente fuerte, con chequera para unos refuerzos que difícilmente tendrá hoy. Lo que le ofrece este Nacional es una oportunidad con cara de obligación de potenciar la cantera para encontrar las joyas que den estabilidad financiera al club y una necesidad de devolverle prestigio a nivel continental, que es, entre otras cosas, donde está la plata contante y sonante. Puede que los títulos locales se resignen en pos de esa figuración internacional. Pero el regreso se dará con menos herramientas y la misma presión. ¿Saldrá victorioso el brasileño? Lo único que pide es tiempo.