"Atlético Nacional anuncia que el profesor William Amaral no continuará como director técnico de nuestro equipo profesional masculino. El profesor Jhon Jairo Bodmer asumirá este cargo a partir de la fecha y hasta el final de la presente temporada".
Así, sin más. No hizo mucha diferencia la clasificación a la semifinal de la Copa Betplay, no tuvo gran peso el cuarto lugar en la tabla de la Liga, el hecho de estar a tres puntos de asegurar el cupo a los cuadrangulares.
A juzgar por las impresiones de los aficionados en las redes sociales, tampoco es que vayan a extrañarlo mucho. Las quejas por el indefinible estilo de juego y especialmente por la promesa incumplida de un juego ofensivo que no se cristalizó, después de la gran inconformidad por la estrategia defensiva de Autuori, eran constantes.
Pero entonces llegó otra sorpresa: el nuevo entrenador es Jhon Jairo Bodmer, un nombre que a muchos no les dice nada pero a la institución sí: le da la oportunidad de una revancha, la feliz ocasión de reparar y no repetir errores del pasado.
El nuevo DT en realidad no es tan nuevo, pues llegó, como pasó antes con Lucas González o Alejandro Restrepo, por la vía de los juveniles. Ahí está el detalle: entrenadores modernos, con amplia formación académica, formadores integrales para los jugadores que hoy son capital económico y deportivo del club, están en la casa verde hace tiempo pero no tuvieron la oportunidad de la consolidación.
El caso Restrepo fue revelador: un capital humano muy importante que se perdió por darle la presión de los resultados de un primer equipo implacable, hizo que su trabajo en la cantera quedara a medio terminar cuando salió por la puerta de atrás. Él no guarda rencor, pero la realidad es que en ese momento, a pesar de haber ganado el título de Copa Betplay, lo sacaron por la puerta de atrás y desperdiciaron todo su talento. ¿Pruebas? El título que ganó con Deportivo Pereira es la respuesta a todas las preguntas. Ver a González, hoy triunfador con América de Cali, es otra de esas nostalgias que ahora se podrán resolver.
Por eso el plan con Bodmer, al menos en el papel, es apostarle más allá de toda contingencia y mantenerlo en la casa verde a largo plazo. La idea es que termine su primer encargo en diciembre y entonces se hagan las evaluaciones: si le va bien será DT en propiedad del primer equipo, si las cosas no salen como se espera no repetirán el error y lo mantendrán en el equipo Sub-20.
Los errores propios y el espejo del largo proceso de Alberto Gamero en el exitoso Milllonarios, en el que hoy se miran tantos clubes, es aleccionador: cayó el mito de que los equipos más ganadores del país no soportan procesos de persistencia y confianza y ahora todos quieren esperar, aguantar, defender y, después de todo, ganar. A eso apuntan también los verdes. Habrá que ver qué tan largo es su nuevo largo plazo...