Durante muchos años, el fútbol colombiano se movió en un círculo reducido de técnicos, en su gran mayoría colombianos, que pasaron por casi todos los bancos de los equipos. Ahora, la tendencia es buscar en el extranjero a entrenadores que cambien la cara del torneo. Tal vez el primero fue Millonarios en el 2006, al contratar a Juan Carlos Osorio, en ese momento un técnico desconocido en Colombia, más allá de sus antecedentes en el Manchester City. No salió campeón con ese equipo, pero luego sí lo hizo con Once Caldas y también alcanzó un tricampeonato con Nacional, antes de irse a São Paulo.
La tendencia se acentuó desde 2010, con la llegada del venezolano Ríchard Páez a Millonarios y del hispanoargentino Ramón Cabrero a Nacional. ¿De qué ha servido refrescar la nómina de entrenadores? Con la llegada de técnicos foráneos (o colombianos formados afuera, como Osorio) han entrado otras escuelas de juego, como alternativa al fútbol que dominó en Colombia durante casi dos décadas, heredado de Francisco Maturana y Hernán Darío Gómez, quienes clasificaron a la Selección a tres mundiales.
Hay experimentos exitosos. El primero, obvio, el de José Pékerman con la Selección, a la que volvió a llevar a un Mundial después de 16 años de ausencia: en Brasil alcanzó los cuartos de final. Ahora trata de enderezar el rumbo tras una floja Copa América. Otro: el de Gustavo Costas con Santa Fe, que en solo seis meses logró darle la octava estrella al club y luego alcanzó los cuartos de final de la Copa Libertadores.
Aunque hay técnicos que han pasado por muchos equipos y siguen teniendo mercado, hay otros que prefieren hacer apuestas mirando al exterior. Como América, que le apostó a Wilson Piedrahíta en 2011 para tratar de evitar el descenso, sin éxito. Como Real Cartagena, que hizo un convenio con el Sporting de Lisboa y trajo al portugués José Domínguez, el año pasado: el equipo ni siquiera entró a los cuadrangulares de la B. O como Cúcuta, que, en una acción desesperada para no irse a la B, apostó por los uruguayos Guillermo Sanguinetti y Julio César González. Con el primero se salvó del descenso en el último partido. Con el segundo se fue a la B, tras perder la promoción con Fortaleza.
Hay otros casos de apuestas por extranjeros. Como Deportivo Cali, que no pudo lograr títulos ni con el uruguayo Daniel Carreño ni con el argentino Omar Labruna. Once Caldas ensayó primero con el argentino Ángel Guillermo Hoyos y ahora intenta salir adelante con su compatriota Javier Torrente. Y muy cerca, Hernán Lisi, un desconocido argentino, intenta devolver a la primera división al Deportivo Pereira.
Millonarios, que en el 2010 ya había ensayado con Páez (con él ganó la Copa Colombia en 2011), fue incluso más lejos el año pasado: no solo trajo a un técnico foráneo, el español Juan Manuel Lillo, sino que le apostó a un proyecto mucho más grande, con un director deportivo de la misma nacionalidad, José Portolés.
El experimento no dio resultados en el primer equipo (Lillo llegó a semifinales en el primer semestre, pero luego tuvo que irse, tras siete partidos en el segundo torneo) ni tampoco en las divisiones menores.
La salida de Lillo le abrió la puerta a Ricardo Lunari y el cargo de director deportivo ahora lo ocupa una persona que ya trabajó en el club, Norberto Peluffo.
Millonarios sigue mirando hacia afuera para solucionar sus problemas deportivos. Lunari ya no es más el técnico y para reemplazarlo hay una amplia baraja de técnicos, todos extranjeros: un alemán con experiencia en España, Bernd Schuster (aunque la opción se enfrió ayer); un uruguayo que ya estuvo en Colombia, pero no ha dirigido ni un partido oficial en el país (Rubén Israel, que pasó por Santa Fe en el 2009 y renunció antes de debutar) y cuatro argentinos: Costas, Julio César Falcioni, Néstor Gorosito y Matías Almeyda. Los tres últimos serían debutantes como entrenadores en el fútbol colombiano.Algunas opiniones
Algunos de los técnicos del medio local creen que el tiempo de adaptación de los que llegan de afuera no es fácil. “Los directivos tienen derecho a escoger al técnico que bien tengan, pero creo que no se tienen en cuenta varios aspectos. Muchos de los que vienen se demoran casi un año en conocer el contexto de este deporte, las aficiones, los rivales, los directivos, la cultura del país donde está, eso no es fácil. Y ante la inmediatez de resultados que exige este sistema de campeonato, pues es más complicado”, dijo Néstor Otero, quien ha dirigido a Tolima, Pasto, Pereira, Quindío, Huila, Santa Fe, Cali, Real Cartagena, Cúcuta y Equidad.
Para Jorge Luis Bernal, actual entrenador de Jaguares y extécnico de Tolima, Cali, Once Caldas, Cúcuta, Pasto y Águilas Doradas, no se le puede tapar a nadie la posibilidad de dirigir. “Así como uno quiere que los colombianos salgan y dirijan en el exterior, si el que viene de afuera aporta, es muy importante. Pero a uno le preocupa, por ejemplo, el caso del cuerpo técnico de la Selección, que hoy por hoy lo que hace es manejar un grupo de 25 jugadores. Debería irradiar conocimientos en el país, brindar capacitación. Lo mismo aplica para los que llegan a los equipos, que el que está en Once Caldas pudiera cumplir con una cátedra a los técnicos del Eje Cafetero, que lo mismo haga el que está en Santa Fe, y así por el estilo”, explicó. “Es bueno que dejen una enseñanza al técnico joven, al técnico del futuro, del fútbol colombiano, a los de las ligas, de la B, de los equipos Sub-20 y Sub-17. Si algo falta en Colombia es evitar que el técnico se forme como autodidacta”, añadió.
“Los técnicos colombianos siguen siendo valorados. Tenemos entrenadores en Centroamérica, en Brasil, en Perú, acabamos de tener tres representantes en el Mundial”, recordó Otero. Pero ahora, la tendencia en el país parece ser mirar primero hacia afuera.
José Orlando Ascencio
Subeditor de Deportes

Gerardo Pelusso, entrenador de Santa Fe.
Foto: Mauricio Moreno/ETCE