La salida de Miguel Ángel Russo de Millonarios no se tomó este lunes festivo. La situación empezó a analizarse desde el sábado, tras la inesperada derrota del equipo contra el eliminado Huila, y concluyó con una salida acordada, sin reproches y con total honestidad.
Antes del duelo en Neiva no había una sola persona en Millonarios que hubiera descartado la clasificación a cuartos de final de la Liga II, aunque la opinión de la hinchada era que ya la opción era muy remota. El cuerpo técnico esperaba celebrar este fin de semana, en el clásico contra Santa Fe, y después ajustar un par de piezas para seguir avanzando. Pero perder en Neiva trastocó todo y obligó a una reunión, citada para este lunes festivo, entre Russo, el presidente Enrique Camacho y Gustavo Serpa, máximo accionista del club.
Fue Camacho quien citó a la cumbre, con carácter de emergencia. En la conversación, Russo expuso las causas de la mala campaña no sólo del semestre sino de todo el año. Explicó que el equipo se quedó sin gol, que los goleadores no estuvieron a la altura de la exigencia, que había fallas inauditas en defensa que siempre se pagaron con goles y que en Bogotá costó más de la cuenta ganar los partidos que debieron asegurar la clasificación.
Los directivos escucharon a Russo con atención y avalaron el balance del DT, pero le expusieron un argumento que no admitía disculpas: el club invirtió 6 millones de dólares en refuerzos y gastos relacionados para la temporada y pasaron los dos campeonatos domésticos sin superar la primera ronda. Sí, el recuerdo de la estrella, sí, el título de Superliga, pero no es posible una inversión de esa magnitud sin el respaldo de los resultados.
Camacho y Serpa le explicaron a Russo que entendían las eliminaciones de Copa Libertadores, de Copa Suramericana e incluso de Copa Colombia porque en cada caso hubo detalles que jugaron en contra y que escaparon al control del cuerpo técnico, pero no rendir en la Liga terminó siendo un factor insuperable.
Según se conoció, las partes acordaron una salida negociada, sin reproches que dañaran una relación humana que fue siempre armónica y respetuosa. De hecho, se acordó que el DT dirija al equipo en el clásico del próximo domingo para que la hinchada pueda darle una despedida acorde con los éxitos de Russo y no sólo con este final de ciclo.
La preocupación es que ahora el panorama es totalmente incierto. Millonarios no había contemplado la posibilidad de un cambio de entrenador y, en ese sentido, no tiene candidatos ni un plan B para Russo. Vendrán reuniones y desfile de empresarios y un fin de año sin mayores certezas para el club azul.
Con Redacción Deportes
EL TIEMPO