¿Alguna vez sintió que no podía mantenerse parado en un pie? No se preocupe, hay una explicación. Mayo Clinic realizó una investigación para luego ser publicada en la revista PLOS One, donde los profesionales analizaron la relación entre la capacidad de equilibrio y el envejecimiento en un grupo de 40 adultos de más de 50 años. Los participantes fueron puestos a prueba en 4 desafíos de salud que consistieron en la fuerza de agarre para evaluar el tren superior, la fuerza de rodilla para medir el tren inferior, marcha y equilibrio.
Resulta que entre todas estas pruebas, la capacidad de permanecer parado sobre una sola pierna demostró ser la que más reflejaba el paso de los años, pues mostraba una notable disminución en el tiempo de equilibrio en ambas piernas, lo cual sugiere un deterioro relacionado con la edad que supera al de la marcha o la fuerza física. Dicho estudio sugirió que la pérdida de equilibrio puede ser un marcador general de envejecimiento.
Hacer equilibrio está relacionado con la vejez.
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Esto sucede ya que los resultados del estudio reflejaron que la capacidad para mantenerse de pie sobre una pierna disminuye en promedio 2,2 segundos por década en la pierna no dominante y 1,7 segundos en la dominante. Y es que la totalidad de los participantes, sin importar si se trataban de hombres o mujeres, padecieron este síntoma, dejando en claro que el equilibrio está relacionado precisamente con la vejez humana.
Sin embargo, este no es el único estudio realizado, pues una investigación hecha en 2022 por British Journal of Sports Medicine, descubrió que quienes no lograban mantener el equilibrio en una pierna durante al menos 10 segundos tenían un riesgo 84 por ciento mayor de mortalidad en los siguientes 7 años. Por lo que si no logra mantenerse por mucho tiempo parado sobre una pierna, es posible que se trate de un signo de alerta.
De acuerdo a lo que explica el diario La Nación, mantener el equilibrio sobre una sola pierna no es solo una cuestión de fuerza física. Y es que realizar este movimiento implica la coordinación de diversos sistemas sensoriales tales como la vista, el sistema vestibular del oído interno y los sistemas somatosensoriales, que permiten al cuerpo percibir distintas sensaciones como el tacto, el dolor, la presión y el movimiento.