El 28 de febrero y 29 de mayo fueron dos fechas que marcaron el fracaso de Atlético Nacional en los torneos continentales. Tras haber igualado la serie frente a Libertad, los penales decretaron su prematura salida de la Copa Libertadores, llegando a segunda fase, siendo su peor participación en un certamen que supo ganar en 1989 y 2016.
Sin embargo, el fútbol le dio una segunda oportunidad en el ámbito internacional de este 2019, la Copa Suramericana se mostraba como un ‘salvavidas’ para salvar una parte del semestre. Pero el ‘remedio’ fue peor que la ‘enfermedad’. Tras caer en la ida 4-1 contra Fluminense en el Maracaná, la vuelta en el Atanasio, con técnico nuevo y un público expectante que se lograra un ‘milagro’, este no llegó y apenas los ‘verdolagas’ pudieron ganar 1-0. Pese a que lucharon y mostraron dinámica e intensidad.
Más allá de estas dos fechas, la falta de definición del conjunto antioqueño salió los parámetros normales y comienza a ser un mal endémico. Contra los paraguayos, en Asunción, Nacional llegó al arco rival en 16 oportunidades, de las cuales 2 fueron remates al arco. El resultado ningún gol. Para el juego en el Atanasio, la cifra en llegadas se mantuvo con 16, pero los remates al arco aumentaron a 4. Logrando el gol que igualaba la serie y forzaba los penales. En esa instancia, no hubo efectividad plena y por un penal errado, los ‘verdes’ se despidieron de la Libertadores.
Pasando a la Suramericana, Nacional en Brasil generó 5 llegadas, de las cuales 4 terminaron en remates al arco, incluyendo el penal que transformó en gol Hernán Barcos. Para el juego de vuelta en Medellín, las llegadas aumentaron a 20, pero con los mismos 4 remates al arco, con un gol, curiosamente también marcado por Barcos.
Este mal de pocos goles lo ha venido padeciendo desde que no logró reemplazar a un delantero como Dayro Moreno, quien le aportaba una buena cantidad de goles al equipo que logró ser finalista en el primer semestre de 2018 y llegando a los octavos de final de la Copa Libertadores ese mismo año.
Nacional necesita urgente una solución en el ataque, más que nada un finalizador, porque el equipo genera opciones, pero en el último tercio no logran desarrollar la tranquilidad para tomar buenas decisiones. Sumado a que los tiros de esquina y los tiros libres que se vuelven centros, terminan en balones para el contrario. En partidos apretados, la pelota quieta es una solución, el mismo equipo ‘verdolaga’ lo vivió y lo aprovechó frente al Deportivo Cali como visitante, resultado que lo mantiene vivo para luchar por su último objetivo del semestre que será ser finalistas de Liga e intentarla ganar. La tranquilidad es clave para ser eficaz en el área rival.
Juan Camilo Álvarez Serrano
Corresponsal FUTBOLRED
Medellín