Tolima gustó, propuso buen fútbol. Las cosas de la vida y del capricho del deporte no son suficientes. El deporte consiste en anotar la mayor cantidad de goles que el rival, por lo que el estilo, método y demás, quedan a un paso, cuando el resultado está en contra.
Los de Hernán Torres dominaron, de cabo a rabo, el duelo disputado en el Manuel Murillo Toro, sin éxito en el duelo de ida de la Copa Libertadores. Todo se definirá en Brasil. Buen manejo de pelota, propuesta ofensiva y dominante por parte de los colombianos, pero, sin la puntada final y la más importante: el gol.
Iniciativa del juego: Tolima empezó a buscar desde el vamos el partido y tratar de equiparar la brecha que hay ante los equipos brasileños. La búsqueda de gol, por parte de los de Torres, fue una tarea en la que no caducaron. Acciones y acciones generadas, para poder sacar ventaja en su casa.
Ahora, con el gol en contra, los papeles cambiaron y la densidad de la defensa de Flamengo, su bloque bajo, complicaron la tarea de los de Ibagué, que buscaron con pases filtrados, dando apertura en las bandas.
La puntada final, sin gol, el juego bonito es mera anécdota: Tolima dispuso de múltiples chances, no solo para lograr emparejar el partido, sino para llevarse la victoria y una ventaja que lo dejara mejor parado, de cara al duelo de vuelta en el Maracaná. 16 remates, de los cuales, cinco fueron a la puerta de Santos, que logró salvar su arco.
Suerte o capacidad para llevar la pelota al lugar adecuado, son cosas que Torres deberá discutir. Tantas chances que se desperdician, permitiéndole un respiro a Flamengo, que no tuvo su mejor noche en Colombia.
Cambio de propuesta: la principal característica de los de Torres es el juego directo, hacer daño con poca posesión de la pelota. Las cosas se invirtieron en Libertadores. Tolima manejó la pelota, dominó en la posesión, factor que es poco común para el onceno que dispone regularmente. Las ausencias por lesión también desembocaron en esto.
La labor de jugadores como Ureña y Rovira, en el sector dos de la cancha, fue vital para romper el tres de la mitad de Flamengo. En ocasiones, con Caicedo jugando a espaldas, para recibir y buscar ganar la espalda. La labor del atacante no solo fue de esta manera, tuvo varios mano a mano con los brasileños, para desbordar y lograr generar los espacios.