James Rodríguez fue expulsado en la derrota de Al Rayyan, 2-1 contra Al-Arabi y las redes sociales se dividieron radicalmente: unos lo juzgaron, lo tacharon de poco profesional y reprobaron su actitud; otros lo defendieron y explicaron que, ante semejante cantidad de faltas no sancionadas, era una reacción normal.
Lo cierto es que el zurdo, cuya expulsión fue noticia desde Catar hasta Inglaterra y por supuesto en Colombia, no suele reaccionar así a pesar de ser blanco de constantes golpes en sus clubes y en la selección nacional. De hecho, en todos sus años de carrera, esta es apenas la tercera vez que ve la tarjeta roja.
Hasta la expulsión con Al-Rayyan el '10' apenas había tenido solo dos expulsiones en una carrera profesional de 15 años.
La primera vez que James vio una tarjeta roja fue jugando para Banfield un partido contra Internacional de Porto Alegre, el 7 de mayo de 2010, por la Copa Libertadores. Da la casualidad que quien lo expulsó fue su compatriota, el árbitro Wilmar Roldán, en esa ocasión por una fuerte entrada sobre el argentino Andrés D'Alessandro.
Antes de esa ocasión, el 18 de septiembre de 2011, con la camiseta del Porto, el creativo fue expulsado por otra dura entrada que le impidió jugar un clásico contra Benfica.
Pasaron diez años hasta esta nueva oportunidad, en la que James perdió la cabeza y tras un desproporcionado reclamo salió expulsado, apenas en su tercer partido con Al-RAyyan de Catar. Lo complicado es que justo su objetivo era sumar todos los minutos posibles antes de que se conozca la convocatoria de la Selección Colombia para los partidos de las Eliminatorias contra Brasil (11 de noviembre) y Paraguay (16), y ahora no podrá mejorar su promedio. Esa es la cuestión: se quedó en un gol, una asistencia y esta inoportuna expulsión.
Es claro que James no es un jugador violento, que tres tarjetas rojas en su carrera hablan de que es más víctima de faltas que autor de ellas. Pero todo lo que ocurre a su alrededor se maximiza y él, a estas alturas, ya sabe convivir con eso. En su hoja de vida parecen pesar más las equivocaciones que las hazañas.. que las tiene, aunque muchos prefieran olvidarlas.