No son días felices para James Rodríguez en Real Madrid. De la ilusión de la primera convocatoria de Zinedine Zidane pasó a la incertidumbre y la inevitable desconfianza, al saber que había opciones de jugar de nuevo contra Celta pero otra vez no hubo confianza.
Él entiende que ese puede ser su rol, sabe que convencer al DT es una tarea titánica en su caso pero confía en que a fuerza de trabajo podría lograrlo. Falta, en todo caso, una pizca de fe, un empujón del francés para mostrar todo su talento.
Lo bueno es que la temporada apenas comienza y que por tres semanas más, en el caso de Hazard, y al menos siete meses en el caso de Asensio, habrá necesidades que le pueden abrir espacio. Paciencia.
Esa fue justamente la clave para un chileno que, como él, llegó a ser descartado pero se recuperó a tiempo y hasta se dio el lujo de gritar campeón.
Es la historia de Iván Zamorano. Corría la temporada 1994-1995 y lo tenía todo en contra en el Real Madrid, al que soñó siempre con llegar. La temporada previa había sido un infierno, pasó más de tres meses sin marcar un solo gol y ya sospechaba, según sus palabras, con "un mal de ojo". Fue entonces cuando llegó Jorge Valdano a la dirección técnica, en reemplazo del exitoso Vicente Del Bosque, y en su primer acto de gobierno le informó que no contaría con él, que desde ese momento colgaba en su cuello el cartel de 'transferible'.
Zamorano, decía la prensa en aquellos días, comenzó a deambular: Real Madrid le buscó equipo en Grecia y en otras ligas menores de Europa, pero no tuvo éxito. Mientras, él que cumplía su tercer año vestido de blanco, decidió que no era su momento y, en vez de renunciar y salir huyendo, se dedicó a demostrar que su salida del Sevilla, en 1992, no había sido un accidente, que tenía todo para coronarse en Real Madrid.
En aquella pretemporada con Valdano entrenó más duro que nunca y dejó buenas sensaciones en los amistosos. Casi obligó a Valdano a alinearlo en el primer partido oficial de la Liga, justamente contra Sevilla, el 3 de septiembre de 1994. La prueba de fuego se saldó con un resultado alucinante: marcó el gol más rápido de la temporada, a los 15 segundos, y cuatro minutos más tarde consiguió otro. Real Madrid ganó 4-1 y Zamorano ya nunca se dejó sacar del once titular.
Hasta que el 5 de junio de 1995, cuando Real Madrid venció 2-1 a Deportivo La Coruña, con gol de Zamorano, el equipo 'merengue' recuperó un trono que no tenía desde 1990 y él, con la cara llena de lágrimas, finalmente gritó campeón.
La historia tiene matices, puntos parecidos a la de James, quien en su regreso a Real Madrid, tras dos años probando suerte en Bayern Múnich, busca renacer en Real Madrid. Dicen en España que no se quiere mover y que entrena como nunca, que sus compañeros no se pueden creer su impresionante nivel. Ahora solo falta que también Zidane lo note, que apueste, como Valdano, aunque sea a regañadientes, y le permita al colombiano al menos una opción de revancha. ¿Quién dice que el final feliz de Zamorano no puede repetirse?
Je veux revoir James joué avec le Real Madrid pic.twitter.com/lRiBi7l9tY
— Sabry (@Sab_Specter) August 19, 2019