No tenían casi nada que perder: era un jugador con casi seis meses de inactividad, con recurrentes lesiones, 31 años de edad, alto salario y más dudas que certezas sobre su nivel. Estaba desesperado por volver a Europa y en ese marco se decidió una contratación por solo una temporada en Olympiacos, con menos del 40 por ciento de lo que el jugador percibía en Catar y todo por descubrir.
Pero apareció el fútbol de James Rodríguez y cuando eso pasa las dudas se esfuman. El zurdo ha tenido un feliz aterrizaje en Atenas, donde están maravillados con sus lujos, sus dos goles y asistencias, su chispa para resolver las jugadas más complejas y, dato no menor, su fortalecimiento físico que lo ha mantenido lejos de la enfermería.
Por eso aquella desconfianza inicial ha dado paso a la prisa por renovar a un jugador que, en poco más de un mes, podría estar abierto a negociar con cualquier otro club, explotando todo lo bueno que ha hecho en Olympiacos. Es lo que no quieren permitir los directivos griegos ¡ni de fundas!
Según el diario La Luz, desde El Pireo se han puesto en contacto con el agente del jugador (Jorge Mendes) para extender su contrato al menos una temporada más, negociación que esperan cerrar lo antes posible, ojalá durante el parón del Mundial de Catar, que el colombiano no disputará.
El contrato vence en junio de 2023 y, aunque las partes saben que una renovación pasaría por un aumento sustancial de salario, habría buena disposición para avanzar. Para el técnico Míchel González su aporte marca de lejos la diferencia y es vital que pueda quedarse. Vale decir que la recuperación del zurdo también podría abrirle un mercado que él mismo cerró con sus erráticas decisiones en los últimos años y eso le daría competencia a Olympiacos a la hora de la renovación. Lo bueno es que hay opciones. Y eso ya es un triunfo que hace seis meses no podría atribuirse James.