De fracasos en fracasos, tras la eliminación de la Selección Colombia en una irregular Eliminatoria en donde tuvieron varias chances para ganar unidades de a tres y sobre la hora les cobraron o pasaron encuentros dominando, pero no lograban anotar, es un vivo reflejo del Fútbol Profesional Colombiano. Un espejo completo que demuestra en qué estamos parados. En competencias internacionales a nivel de selecciones, no vimos la posibilidad de clasificar al Mundial o al repechaje, quedando a tan solo un punto de Perú.
Vivimos siempre con el ‘qué hubiera pasado si’, pues que hubiera pasado si Colombia hubiese estado fino con la puntería, tal vez se estaría celebrando esa tan ansiada tercera clasificación al Mundial consecutiva. En clubes, qué hubiese pasado si Nacional hacía respetar la casa contra Olimpia y revertía la serie, hablaríamos de un candidato a pelear la Libertadores por la gran nómina que tiene.
Sin embargo, así como a nivel de Selección, nos superan los argentinos y brasileños y esto fue una evidencia en especial en esa Copa América que Reinaldo Rueda alcanzó el tercer puesto tras Argentina y Brasil que dominaron el continente. A nivel de clubes, las últimas finales de Copa Libertadores y Copa Sudamericana en recientes años han tenido el protagonismo de instituciones brasileras, y una de ellas, un River Plate Flamengo, entre gauchos y brasileños.
Vale destacar que un equipo colombiano no pasa de fase de grupos de Copa Conmebol Libertadores desde 2018. Lo que demuestra la supremacía de otros países en el continente sudamericano, tanto así que los ecuatorianos han tomado el protagonismo con Independiente del Valle y Barcelona de Guayaquil llegando a instancias semifinales.
La frustración de no poder trascender en copas internacionales también ha hecho el fútbol colombiano muy friccionado, tanto así que la desesperación se ve reflejada en las amarillas, pues hoy por hoy la Liga BetPlay es la cuarta que más amonestaciones tiene por partido.
Sobre la duración de los directores técnicos, también es un reflejo enorme de cómo estamos parados entre el combinado nacional y el Fútbol Profesional Colombiano. Estrategas como Juan David Niño o Néstor Craviotto dirigieron menos de 25 partidos con Patriotas Boyacá y Atlético Bucaramanga respectivamente, y Carlos Queiroz tan solo dirigió 18 encuentros y lo trajeron como una gran apuesta europea para conseguir la clasificación. Sin duda alguna, lo anterior demarca la inestabilidad en Colombia, desde el abandono de proyectos a mediano o largo plazo, de falta de planificación.
Pese a que la mayoría de jugadores en la Selección no juegue en el continente, todavía falta madurar mucho en varios futbolistas que esperan que se les de todo, pero con humildad y con argumentos se deben ganar los puestos. Es no dejarse convencer por lo que diga la opinión pública como el regreso de James Rodríguez en un momento en el que las lesiones y la cabeza no lo estaban dejando pensar. Llegó Rodríguez de nuevo al combinado nacional, y realmente, mostró muy poco, alejado de su mejor versión de 2014.
A modo de conclusión, es un panorama que hay que mejorar, y para ello, es necesario pensar en grande, reestructurar el calendario del fútbol profesional, mejorar estadios, infraestructura, y planificar los objetivos con directores técnicos de más trayectoria, y no que ya hayan pasado por el combinado nacional sin pena ni gloria como el mismo Reinaldo Rueda. Por último, se necesita un cambio generacional, no solo en los jugadores, sino con los directivos que no permiten que el fútbol colombiano evolucione.