Ryan Giggs ya no aparece en las canchas ni en las ruedas de prensa de Gales, equipo al que dirigió hasta noviembre pasado, cuando protagonizó un caso de supuesta violencia doméstica que lo obligó a dar un paso al costado.
Ahora aparece custodiado por la policía en el Tribunal de Magistrados de Manchester, en el primer día del juicio por agresión a su exnovia, la ejecutiva de relaciones públicas Kate Greville, de 36 años, en su casa en Worsley, Greater Manchester, en noviembre pasado.
En el inicio del proceso, la leyenda del Manchester United, de 47 años, se declaró inocente de golpear con la cabeza a la mujer, así como de agredir a su hermana menor Emma, en la noche de los hechos.
Según informó la prensa local, Giggs habló solo para confirmar su nombre y dirección e ingresar a una declaración de no culpabilidad frente a una sala de audiencias socialmente distanciada.
Los cargos que pesan en su contra son daños corporales reales a Greville y comportamiento coercitivo o controlador contra ella durante un período de tres años. La acusadora asegura que, entre 2017 y noviembre de 2020 Giggs utilizó contra ella "acoso, humillación, degradación y abuso". Este comportamiento es delito en Reino Unido desde 2015 y conlleva una pena máxima de cinco años de prisión.
La Asociación de Fútbol de Gales (FAW) decidió que el técnico interino Robert Page se haga cargo del equipo en la próximo Eurocopa. La decisión final dependería del resultado del juicio.
Giggs también es copropietario del Salford City, de la Liga Dos, junto con sus ex compañeros del Manchester United David Beckham, Gary y Phil Neville, Paul Scholes y Nicky Butt.
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