El escándalo que protagoniza Ryan Giggs, leyenda del Manchester United y actual seleccionador de Gales, sigue sin resolverse, mientras él permanece apartado de su cargo y a la espera de una investigación judicial que tiene en vilo su carrera.
Giggs fue detenido hace un par de semanas en su propia residencia, después de que su ahora exnovia, Kate Greville, llamara a la Policía y denunciara que fue víctima de una agresión de parte de su expareja. Según los informes de la prensa británica, la mujer fue atendida por paramédicos que no hallaron heridas de consideración para remitirla a un hospital.
Después se sabría que el motivo de la pelea fue el hallazgo, de parte de ella, de mensajes comprometedores entre Giggs y al menos dos mujeres, una de las cuales habría visto toda la escena por videollamada.
Lo cierto es que no había imágenes de ella hasta este fin de semana, cuando el diario The Sun la captó dando un paseo con su perro, en un parque alejado, sola y en ropa deportiva. Lo que llamó la atención es que en su cara hay al menos dos marcas de posibles golpes: una inflamación cerca del ojo derecho y, más evidente todavía, un morado sobre la boca, al lado derecho.
Dice el medio que ella "ha pasado por un infierno en vida" desde la disputa, que antes tuvieron oros incidentes pero que esta vez es definitivo, pues ella salió de la casa que compartía con él en el esclusivo sector de Worsley, en Manchester, con todas sus maletas.
Entre tanto Giggs tuvo que apartarse temporalmente de su cargo mientras la investigación da un resultado definitivo, con el riesgo de ser despedido de manera definitiva por la Federación de Gales si se confirma su culpabilidad.
Debió dirigir este fin de semana a Gales contra Irlanda pero ha aparecido de mal semblante, de paseo con un grupo de amigos, dando una caminata en el campo.
