A Erick ten Hag lo están despidiendo hace meses. Cada vez que Manchester United sale a la cancha es una nueva excusa para el esperado anuncio... que nunca llega.
Se dice que la derrota por 3-0 contra Tottenham originó un ultimátum: le dieron dos partidos para corregir el rumbo pero el primero lo empató 3-3 contra Porto y el segundo, el de este domingo, fue un insípido 0-0 contra Aston Villa que se interpretó más como una derrota.
Se sabe que este martes habrá una reunión a la que asistirán el copresidente, Joel Glazer, y el jefe de Ineos, Sir Jim Ratcliffe. No está en la agenda pero se especula que podría tomarse una decisión de despido durante esta pausa de selecciones.
Cuestión de plata
Lo que nadie comprendió muy bien en Inglaterra fue la extensión de un año de contrato, hasta 2025/26, que para los directivos fue un acto de confianza, pero para los críticos una manera de evitar lo que ahora parece inevitable: una millonaria indemnización.
Según explicó el sitio Goal, el ex técnico del Ajax se embolsará 20,9 millones de euros, más o menos la mitad de lo que se ahorró ya después de despedir a 250 miembros del personal. ¿Por qué no se fue antes, cuando pudo costar 12 millones de euros menos? Esa es la gran duda.
Si es así, el neerlandés sería la segunda indemnización más cara desde el adiós de Sir Alex Ferguson, después de José Mourinho, quien se despidió con 23,4 millones de euros bajo el brazo, en diciembre de 2018.
El asunto es crítico en materia de indemnizaciones: Ole Gunnar Solskjaer costó casi 9 millones de euros, Ralf Rangnick cobró 18 millones de euros en solo seis meses de trabajo; Louis van Gaal cobró 10 millones de euros, mientras que David Moyes recibió 6 millones.
Sumadas todas las indemnizaciones, el club tiene un desangre de 87 millones de euros solo en compensaciones por despidos de entrenadores, una cantidad que bien pudo ser invertida en más y mejores refuerzos. Al final no era cuestión de confianza en un proyecto, evidentemente. Es, como siempre, una simple cuestión de plata.