Cuestión de confianza. Juega para ambos equipos y de maneras opuestas. Francia llega con la motivación de haber crecido durante el Mundial al punto de ofrecer hoy, ad portas del séptimo partido, su mejor versión. En su recuerdo cercano está la exhibición contra la Argentina de Messi (4-3) pero también el juego práctico y letal contra Uruguay, Australia o Perú y, como no, el manejo cerebral y de aguante contra la sorprendente Bélgica. Eso da confianza.
Lo curioso es que el rival, Croacia, llega cargado de esa misma dosis aunque por una vía diferente: el sacrificio. Dos definiciones por penaltis (Dinamarca y Rusia) y una prórroga (Inglaterra) dejan claro que para vencer a los croatas hay que superarlos con mucho fútbol, mucho carácter y mucha convicción, características todas de este finalista que no estaba en las cuentas de nadie. Ya hicieron lo más difícil, ahora van a la batalla final para ganar la guerra con la moral por las nubes.
Celebración de Francia vs Bélgica.
Foto: AFP
El peso de la edad. Se trata de Francia, uno de los equipos más jóvenes del torneo, con 25,6 en promedio, y de Croacia, cuyas estrellas cuentan con más años, aunque el promedio total es 27,5. La edad juega en ambos bandos. En el primero caso permite disputar partidos a un ritmo endiablado, con proyecciones por los laterales que darán mucho trabajo a todo el circuito defensivo rival y gol, pero puede traicionar al final si llega a darse una situación adversa, como un marcador en contra muy temprano o una expulsión.
En el segundo caso, la edad también pesa, pues Vida está casi en los 30, Subasic sobre los 33, Modric en los 32 y Rakitic, el de los penaltis definitivos, en 30. Gente grande. Y con la carga de partidos y la altísima exigencia física que supuso llegar hasta el partido 7, es posible que sea un factor que pase cuenta de cobro.
Experiencia en finales. Algunos veteranos entrenadores: “los chicos te ganan partidos, los viejos las finales”. Pues la final de Moscú será un nuevo laboratorio de pruebas para esa teoría, en la que Croacia tiene una carta ganadora. Son jugadores adultos que saben enfrentar situaciones de mucha exigencia, que pueden reaccionar mejor a la adversidad, como ya lo han demostrado en este Mundial forzando dos veces los penaltis y una más la prórroga, y que garantizan que saben tener paciencia y castigar en el momento clave.
En Francia, en cambio, no hay certeza de que los jóvenes sepan bien cómo recuperarse, más allá del roce internacional que tienen todos. Es un equipo pleno de ímpetu pero sólo una vez tuvo que remontar (ganaba 1-0 contra Argentina y llegó a estar 2-1 abajo) en todo el torneo y aún está por verse su capacidad real de adaptación a la dificultad.
Marca vs. Ataque. El de este domingo será un duelo apasionante en cuanto a los recursos de cada finalista. Será un encuentro en el que Croacia exhibirá su garra para disputar cada balón desde la misma portería, con el ‘canchero’ Subasic, apostando la vida literalmente, pero con la precisión, el entendimiento del juego y el impacto de Modric y Rakitic desde el medio campo, además del punch del mejor 9 del torneo, Mandzukic.
Al frente se mezclará en Francia el peligro a la hora de atacar con 6 y hasta 7 hombres, con tacos en el área rival y contragolpes mortales, con lujo y técnica del más alto nivel, pero también con la marca, la pierna fuerte de Pogba y Kanté y la seguridad defensiva del arquero Lloris.
Celebración de los croatas tras gol de Mandžukić a Inglaterra.
Foto: AFP
Por un Balón de Oro. Dirán que no tiene mucho peso, que importa sólo el equipo, pero en el duelo final por el Balón de Oro de la temporada puede haber una carta anímica que llegue a tener un peso en la final.
En la acera francesa la apuesta es por un premio para Griezmann, candidato varias veces pero luchando contra los fantasmas de Messi y Cristiano. Esta vez no habrá sombras y todo depende de que el jugador del Atlético tenga un equipo que le permita brillar como anotador y asistidor y le dé un título que acabe siendo determinante en la elección del mejor jugador de la temporada.
Entre los croatas, los ríos de elogios que cubren a Modric, a su temporada con el título de Champions del Real Madrid en el bolsillo pero especialmente a su condición de líder futbolístico de una selección que se puso en la final a fuerza de coraje, sólo tendrán sentido si logra el broche de oro de lograr el primer título mundial en la historia de su país.
Jenny Gámez A.
Editora de FUTBOLRED
Enviada especial a Rusia
En Twitter @jennygameza