Sucedió en el debut del Mundial lo que nadie esperaba y lo que mucho menos quería Didier Deschamps que ocurriera. Nadie quiere que en el partido inaugural suceda un infortunio como el que vivió Francia. Pese a que, categóricamente lograron remontar el juego contra Australia, el 4-1 quedó en un segundo plano por la preocupación que sufrieron con el polivalente defensor del Bayern de Múnich, Lucas Hernández.
Los bávaros también lo sufren, pues solo transcurrieron nueve minutos cuando en un mano a mano defensivo, Lucas Hernández quedó mal en el intento de alargar su pie para rechazar el desborde que propuso Australia, y, que de hecho, la acción culminó en gol australiano. Hernández sintió un duro pinchazo, y, aunque salió del terreno de juego por sus propios medios demostrando la dificultad con el apoyo de los médicos, vivieron lo peor con la confirmación de la lesión que lo sacará del Mundial, y de la mitad de la temporada restante.
Prestar a un jugador a su Selección para encarar el Mundial tiene sus riesgos. Didier Deschamps lo sabía, pues las lesiones empezaron a ser recurrentes en su convocatoria. Lucas Hernández jugó menos de diez minutos y sufrió la caída de su pórtico, pero lo más grave, el golpe mundial. La Federación Francesa de Fútbol confirmó el estado de la lesión, una rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla.
Así, Didier Deschamps vive un calvario que se repitió en solo diez minutos de juego en el debut mundialista. Randal Kolo Muani no entró en el partido, pero es uno de los llamados a reemplazar a un lesionado como Christopher Nkunku. Ya en Catar, Karim Benzema también confirmó su no participación en el Mundial. Antes de iniciar la Copa del Mundo, y antes de la convocatoria de la campeona del mundo, Presnel Kimpembe, Mike Maignan, Paul Pogba y N’Golo Kanté le dijeron no al certamen. Lucas Hernández los siguió ya en actividad mundialista. Un dolor de cabeza para el estratega francés que acumuló su séptima baja para el prestigioso torneo.