Huesca sigue creyendo en el milagro de la salvación tras vencer este martes por 2-0 a Eibar, un triunfo 'obligado' porque de no haberlo logrado sus opciones de permanencia prácticamente se habrían esfumado.
En esta ocasión al Huesca no se le torció el partido y se llevó los tres puntos porque hizo de la necesidad virtud y dejó claro sobre la cancha que era el que más necesitaba ganar.
Ambos equipos comenzaron el partido con la misma idea de juego, presión para robar el balón y fútbol directo pero sin precisión y con el objetivo primordial de no arriesgar nada en las cercanías del área propia.
Juego de mucho músculo y poca calidad, trabajado y luchado pero ausente de fútbol porque a ninguno de los dos le interesaba combinar mínimamente. Huesca, que era el que más se jugaba, comenzó muy encogido y con mucho miedo contra un rival con menos tensión.
Aún así, y después de una primera hora con el balón volando de un lado al otro del campo sin ninguna elaboración, Huesca comenzó a cercar la meta visitante. En el minuto 32 tuvo la mejor ocasión con un centro desde la derecha de "Cucho" Hernández que fue rematado de cabeza por el central Xabi Etxeita al palo.
En una contra del equipo oscense llevada por la derecha, "Cucho" Hernández rescató un balón que se escapaba por una banda para poner un centro raso a Enric Gallego que, con un taconazo, puso por delante a los suyos.
Casi sin tiempo para digerir el tanto, el equipo vasco se vio con el segundo en contra, un gran gol de "Chimy" Ávila cuatro minutos después del logrado por Enric Gallego. El argentino enganchó de volea el saque de un córner casi en la línea del área para anotar el segundo y cerrar prácticamente el partido porque tras el 2-0, y contrariamente a lo que se podía esperar, el Eibar no inquietó y los propietarios del terreno vivieron un tramo final del partido sin agobios, salvó un remate de Cardona en el minuto 85 que envió a las manos del meta local.