En medio de la crisis que vive el América de Cali, producto de la salida de César Farías y los desencuentros con la plantilla, muchos buscan desesperadamente un culpable.
La realidad es que los resultados no respaldaron el proyecto del venezolano y argumentos no faltaron a la hora de pactar su salida, mientras se intenta aprovechar estos meses sin competencia tras la eliminación de Liga Betplay I 2024, para elegir un DT que finalmente cristalice el proyecto que han promovido los dueños del club.
A la espera de esa decisión, que será crucial, hay en la crítica y en las redes sociales una queja constante con quienes consideran los hinchas una cabeza visible en este nuevo fracaso: la presidenta Marcela Gómez.
Muchos recuerdan que fue ella quien súbitamente interrumpió un proceso como el de Lucas González, a solo días del inicio de la actual Liga, sin un plan B, y que al fallar en la evidente difícil empresa de contratar a Ricardo Gareca, acabó en la emergencia con el venezolano, quien salió menos de seis meses después sin llegar a cumplir los objetivos.
Pero por suerte para ella le apareció un defensor, nada menos que su padre, máximo accionista del club.
“Quiero aclarar una cosa: Marcela no está sola en la toma de decisiones, yo estoy con ella en el equipo, así como otros asesores. Hay quienes creen que ella sola es la que tomas las decisiones. En la familia no hay discrepancias de ninguna clase, trabajamos como un bloque”, precisó en declaraciones citadas por el diario El País de Cali.
“Marcela lo que quiere es un América estable, con un gran técnico y buenos jugadores como lo logró con el equipo femenino; pero eso no se consigue de la noche a la mañana, eso es un proceso como todo en la vida. Aquí todos estamos unidos con un propósito y es sacar al América adelante”, añadió.
Por ahora, además de buenas intenciones, falta que se pueda consolidar el proyecto que infortunadamente no ha logrado consolidarse no con Marcela en la presidencia sino mucho antes.