De la cantera albiazul a brillar contra los grandes: Carlos Mosquera

El guardameta de Patriotas es uno de los hombres destacados del FPC por sus muy buenas atajadas.

Carlos Mosquera

Carlos Mosquera, arquero de Patriotas.

Foto: Dimayor

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03 de noviembre 2020 , 06:00 a. m.

Dicen por ahí que los equipos se construyen a partir de un buen arquero, Patriotas, en este caso, cumplió la tarea con creces. Carlos Alexander Mosquera es único dueño del puesto y uno de los hombres más destacados que ha dejado el fútbol colombiano desde su regreso.

En diálogo con FUTBOLRED, el guardameta nacido en Quibdó habló sobre sus inicios en la cantera de Millonarios, su paso por diferentes clubes del FPC y Ecuador, y lo que espera a futuro en su carrera.

Ah y otro dato sumamente relevante. Además de futbolista, Mosquera es administrador público especializado en procesos de desarrollo. Otro gran ejemplo de que fútbol y estudio pueden ir de la mano sin ningún problema.

Carlos nació en Chocó en 1994. Con apenas 16 años, en enero del 2011, decidió emprender camino a la fría Bogotá buscando cumplir su sueño como futbolista profesional.

Eso sí, tenía un gran peso en la espalda pues de su tierra han salido grandes estrellas del fútbol colombiano como Carlos Sánchez, Jhon Córdoba, Jackson Martínez, Wason Rentería, Alexis García y Tressor Moreno. Incluso un entrenador de la talla de ‘Pacho’ Maturana, ni más ni menos.

Claro está que el año anterior, octubre del 2010, tuvo un acercamiento con las divisiones menores de Atlético Nacional, “pero no me dejaban ir hasta que terminara el colegio”. Inclusive, mientras que en Medellín tendría que defenderse solo, en Bogotá estaría con su padre.

“Neider Lozano (hoy jugador del Granada de España) me llamó para que fuéramos a hacer pruebas a la capital y llegamos juntos. La idea era llegar a Equidad, con el profe Alexis (García) que tenía muchos chocoanos, pero una noche Neider me dice que vayamos más bien a Millonarios y pues vamos”, recuerda.

Finalmente, Mosquera estuvo haciendo pruebas entre enero y marzo, “al principio eran 50-60 arqueros. Fueron siete u ocho meses entrenando hasta que por fin me suben”. Así pues, para el año 2012, el conjunto embajador tuvo en el arco a Luis Delgado (1ro), Nelson Ramos (2do), Andrés García (3ro) y Carlos Mosquera (4to).

Aunque la alegría por llegar al primer equipo fue sublime, teniendo en cuenta que había Libertadores y sus oportunidades de jugar eran factibles, una lesión en el quinto metatarsiano lo frenó en su ascenso. Dicho karma lo afligió no una, ni dos sino tres veces.

La primera ocurrió en mayo con recuperación en julio, lo curioso es que no lo operaron sino que desde el cuerpo médico esperaron a que se “recuperara solo” teniendo en cuenta su corta edad. La refractura ocurrió en septiembre, sí, el mes en que Millos enfrentó al Real Madrid por sus Bodas de Oro. “Fueron ocho goles pero a mí no me importa, imagínate tú jugando en el Bernabéu. Yo iba a ser el suplente de Delgado”, reveló.

Después de eso, el metatarsiano lo volvió a afectar, en diciembre de aquel año por fin fue operado. “Son cosas que uno va aprendiendo con el tiempo, uno es muy joven y todavía inexperto con el tema de las lesiones”.

¿En qué momento llegó el estudio a su vida? Pues bien, mientras ocurría todo el tema con Millonarios, Carlos se metió al Colombo, un centro especializado para aprender idiomas en Bogotá, para no dejar de lado el estudio. Cuando llegó su lesión, “todo fue una bendición para mí porque estaba en esa incertidumbre de la recuperación, así que me inscribí a la universidad y hoy en día tengo especialización”.

“Siempre quise estudiar derecho, pero mi papá no me dejó”, aseguró. Por tal motivo decidió inscribirse, el último día que había plazo, para Administración Pública.  Fue toda una travesía esa experiencia. “La inducción me tocó hacerla en muletas y toda la carrera la hice presencial, por eso todos esos años jugué siempre en Bogotá”, afirmó.

​Desafortunadamente, a nivel deportivo las cosas no mejoraron. Una vez recuperado de la segunda refractura, en Millonarios decidieron bajarlo al equipo sub-20 con el que fue capitán. Para el 2013, su último año como jugador sub-20, tuvo opciones para ir a otros equipos, pero “ya había sentido lo que es estar en un equipo grande y fuera de eso tenía la Universidad”. Decidió quedarse a luchar.

El problema llegó a fin de año. “El 28 de diciembre nos llaman y dicen que nos darán la oportunidad. El equipo nos iba a contratar porque estábamos sin contrato, no solo yo sino otros 20 más o menos. Al mes, el 28 de enero del 2014, nos tenían entrenando y salen con que nuestro proceso llegaba hasta ahí. Con la temporada iniciada, ¿uno qué hace?”.

Así pues, el arquero tuvo que buscar nuevo club. Pasó por Expreso Rojo, el equipo sub-23 de Equidad (club en el que fue apoyado al 100% por el preparador de arqueros Willy Rojas), Selección Bogotá, hasta que apareció Tigres. 

“Ellos jugaban en Girardot y justo se devuelven para Zipaquirá. En esa época tuve que estudiar de noche y por eso mi carrera fue desde mediados del 2012 hasta mediados del 2018. Seis años. No porque perdiera materias, nunca me pasó porque me gusta estudiar, sino porque tenía horario nocturno. Salía de entrenar y de una me iba para la universidad, ¿para qué me iba a la casa?”.

En Tigres estuvo desde 2014 hasta 2017, allí lo acogieron e hicieron debutar en primera división. Después de esos tres años surgió la posibilidad de emigrar al exterior. América de Quito (Ecuador) lo esperaba, pero fue un sueño que salió caro. 

​Primero, “me fui sin graduarme porque me faltaba la monografía”; segundo, “fue duro irme solo a otro país”; tercero, “empezaron a incumplir con pagos y no respetaron las condiciones”. Lo anterior sumó de a poco y “cuando me dieron la opción de rescindir el contrato, lo hice”. Llegó en enero del 2018 y se fue en julio.

Mosquera regresó a Colombia “con mucha más masa muscular y un poco más pesado por haber estado entrenando dos meses a un ritmo diferente. No es lo mismo hacerlo tú solo que con un equipo profesional”. No se pudo concretar su llegada al Tolima y optó por jugar torneos amateur en Bogotá, Su segunda casa. “Jugué el Torneo del Olaya con Maracaneiros porque Don Raúl y Andrés Camacho me apoyaron en todo”.

La vida no se queda con nada. Después de tan solo tres partidos, en diciembre recibió una oferta del Huila que aceptó de inmediato. En enero del 2019 inició trabajos y pudo contar con la compañía de su hija, que residía precisamente en Neiva. Negocio redondo.

“Allá tenía la motivación supremamente alta. Llegué tan metido en lo mío que a los dos meses me dan la responsabilidad de ser capitán del equipo. Incluso haciendo cuentas, desde mi debut no me habían hecho gol hasta ese momento. Duré más de 400 minutos imbatido”.

Aunque había firmado por un año, con opción a renovar eso sí, el equipo huilense cambió de entrenador por los resultados del equipo. En ese momento salió Mosquera del XI titular para darle paso, ni más ni menos, que a Aldair Quintana, hoy arquero de Selección Colombia y Atlético Nacional. Llegó mitad de año, Quintana se fue al conjunto verdolaga y Mosquera recibió una oferta “muy tentadora en todo sentido” del Pasto, justamente con Alexis García. Así que armar maletas y rumbo al sur del país.

También llamaron a Carlos Bejarano, ex-América, pero “me dijeron que él estaría un año y yo sería el arquero del futuro. Era todo un proyecto deportivo”. Con Alexis atajó en Copa, después llegó al club Octavio Zambrano que le dio toda la confianza siendo único dueño del puesto y tras su salida asumió Diego Corredor. Allí empezaron los problemas.

“El profe Corredor trajo sus arqueros y el equipo me dice demasiado tarde que no sigo. Si para un delantero, volante es complicado conseguir equipo, para un arquero es aún peor”, nuevamente dudas respecto a su futuro. Así pues, dejó de entrenar con el primer equipo e incluso no lo inscribieron para el 2020.

Afortunadamente mantuvo el ritmo gracias al preparador de arqueros del club volcánico: “Víctor Cabezas nunca me desamparó, él me decía que me entrenaba al terminar cada entrenamiento del primer equipo. Aunque no tuve continuidad con ellos, llegué en forma a Patriotas gracias a él”.

Justamente la llegada al conjunto boyacense se da “como un milagro”. Absolutamente todo estaba en contra: la falta de un equipo, llegó la pandemia, se detuvo el fútbol. Todo ocurrió. “Afortunadamente en septiembre, Álvaro Villete se fue a Europa y en Patriotas estaban necesitando arquero. El mercado estaba cerrado, pero la ventana para los jugadores libres estaba abierta. Un día después de entrenar, me llaman, que si quiero ir y que a los pocos días debía presentarme”.

Dicho llamado fue importante no solo por el hecho de haber encontrado club, sino también porque “a esta edad (26) se necesita jugar, para un arquero la experiencia lo es todo... Le pedí a Dios una oportunidad para llegar a un equipo donde pudiera tapar constantemente y se dio”.

Desde que regresó la Liga, Mosquera ha tenido rendimientos sumamente destacados. Especialmente contra grandes equipos del país como Junior, Nacional y Millonarios, frente a los dos últimos fue gran figura. Actualmente vive un gran momento en su carrera, pero lo toma todo con calma.

“Afronto esto paso a paso, con calma y viviendo el momento como es. Cada día estoy aprendiendo, descanso bien para entrenar mejor, buscando siempre corregir y más por la posición que tengo, se necesita de mucha autoevaluación. Termina el partido y analizo muchos los videos”, aclaró.

Respecto a sus excelentes actuaciones frente a los denominados grandes del FPC, aseguró que “para nadie es un secreto que esos partidos para uno son especiales, indudablemnte uno se tiene que mostrar, pero yo afronto todo al 100%”. Eso sí, aclaró que “no es la primera vez, con Tigres ya había tenido buenos partidos contra ellos”.

Por lo pronto está completamente enfocado en Patriotas, el equipo que le abrió las puertas en plena pandemia y a quien ahora busca retribuir todo lo recibido. En un futuro a corto plazo desea consolidarse como arquero fijo de un equipo y más adelante poder dar el salto a Europa o Estados Unidos. “Mi sueño es jugar la Champions”.

Ahora bien, el estudio no quedó en la carrera y ya. Al finalizar, su padre le dio una gran sorpresa: “Cuando me estaba graduando, salimos con mi familia y mi papá, que tiene varias especializaciones porque es un loco del estudio como yo, me dijo que tenía listo mi regalo. Pensé en todo; dinero, cuota inicial de un apartamento. Me salió con que me regalaba la matrícula para la especialización. Me alegré y dije de una, vamos a hacer las vueltas”.

La especialización tuvo que hacerla virtual porque coincidió con sus etapas en Huila y Pasto: “Dicen que estudiar de forma virtual es difícil, pero a mí me rindió. Tuve que mandar trabajos desde aeropuertos, buses, concentraciones. Todo salió de la mejor manera”.

​“Soy especialista en procesos de desarrollo. Me incliné por la administración pública en el tema estatal y quiero montar una firma de asesorías para municipios de quinta y sexta categoría, ojalá afros. Es mucho lo que se debe hacer”, ahondó.

​Por si fuera poco, actualmente retomó el tema de los idiomas, “me encantan porque deseo jugar en Europa y no quiero que eso me pueda dar duro”. Así pues, está centrado en el inglés y francés.

Por último y a modo de reflexión, Mosquera aseguró que aprendió a ocupar su tiempo: “De junio para acá llevo tres diplomadas y es que, por ejemplo, soy aficionado al Play pero a las dos horas me aburro porque me acostumbré a llevar ese ritmo de entreno-estudio. Si no estoy estudiando, me siente improductivo”.

​Y está perfectamente bien. Cada vez son más los ejemplos de futbolistas que alternan carreras académicas con su profesión. Ambas cosas pueden ir de la mano siempre y cuando exista convicción, organización e interés. 

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