Independiente Santa Fe coronó en El Campín un fracaso deportivo más, una historia que se ha ido repitiendo con los años y que no ha encontrado solución ni con los cambios de entrenador, ni con los refuerzos. Nada detiene la caída.
Este jueves perdió 1-2 contra Goias, con la condición de altura a su favor contra un rival brasileño, y acabó resignando la posibilidad de seguir vivo en el único torneo que le quedaba para salvar un semestre para el olvido.
Y aún así no fue eliminado solo por esta caída sino por las penosas derrotas contra Universitario (2-0) y Gimnasia (1-0) que lo llevaron con demasiadas necesidades el cierre del grupo G: sumó 7 puntos de 18 posibles y eso es fiel reflejo de lo que fueron estos últimos meses internamente.
El término 'fracaso' resulta ineludible pero, tristemente, no parece nuevo pues hay que ir hasta el difícil año de la post-pandemia, en 2020, para encontrar una final en su registro: la que perdió 3-2 contra América de Cali.
Después fueron solo malos resultados: en el Apertura 2021 clasificó entre los ocho pero en el primer turno de los playoff fue eliminado por Junior; en el Clausura 2021 no pudo avanzar ya acabó en el puesto 14; en el primer semestre de 2002 otra vez terminó eliminado y acabó en el puesto 10 tras la primera fase; en el segundo semestre, aunque estuvo más cerca con Alfredo Arias, perdió al final la opción de ser finalista.
En ese tránsito pasaron cinco entrenadores que no lograron enderezar el rumbo y el sexto será Hubert Bodhert. Su reto es recuperar protagonismo no solo en la Liga, en la que debe asegurarse mínimo cuadrangulares y clasificación a torneos internacionales, sino después en esos retos por fuera del país ofrecer una mejor versión. Lo mostrado en los últimos años está lejos de lo que se espera del único campeón de Copa Sudamericana que tiene Colombia.