César Farías sabe que lo último que tendrá en Junior de Barranquilla es tiempo y paciencia para trabajar, pues su llegada parte de la necesidad inminente de buenos resultados.
Y en esa obligación ha decidido empezar cuanto antes a pulir algunos detalles que, a juzgar por sus declaraciones, pasan por la preparación física de los jugadores.
"Junior era un equipo con mucho remate de media distancia cuando salió campeón, hoy no tiene. Era un grupo que recuperaba la pelota más arriba, hoy no lo tiene y recupera más atrás. Tiene una cantidad de facetas que fue decreciendo y que solo aumentó en la posesión de la pelota", afirmó en Antena 2 recientemente, una queja que deja en evidencia cierta falta de arresto físico que espera corregir.
Medida impopular
Lo primero que sabe el venezolano es que el trabajo en Barranquilla es distinto a todas las demás ciudades del país, no solo por condiciones climáticas sino por una cultura particular de trabajo que ha hecho carrera.
En Junior los tiempos de trabajo son más cortos e intensos para aprovechar los tramos en los que hace menos calor, pero eso no atemoriza al nuevo DT, quien en uno de sus primeros actos de gobierno ha decidido cambiar el método, por muy impopular que parezca.
El apretón es claro: Farías ordenó que el equipo entre en concentración hasta el próximo miércoles y que haya doble jornada de trabajo de todos los jugadores, pensando en aprovechar estos días de partidos aplazados del tiburón para fortalecer la parte física, pues más adelante serán tantos y tan seguidos los partidos y los viajes que no tendrá ocasión para eso.
El tema es que antes otros entrenadores quisieron ajustar así los tiempos de trabajo y generalmente se fueron ellos, no los jugadores. Esta vez, tras la eliminación de la Copa Libertadores y los malos espectáculos que se han presentado en Liga y Copa Betplay, es casi una obligación hacer algo distinto a la era Reyes, en la que el equipo pareció estancarse. ¿Aguantará el grupo, acostumbrado a otro estilo de vida en Barranquilla? El tiempo lo dirá.