No es una percepción, una ola de alarmismo, un afán de algún sector de la prensa (al que regularmente señalan) de criticar por criticar. La crisis de Millonarios es real y, por mucho que quiera maquillarse en las ruedas de prensa, se está notando.
El equipo de Alberto Gamero combina una lista de complicaciones que ha hecho muy difícil la implementación de la idea de juego que en un momento fue novedosa y a medida que pasan las jornadas ha ido profundizando la sensación de caos que lo tiene al borde de la eliminación de los cuadrangulares.
Cinco derrotas al hilo evidencian muchas dificultades, que pasan por problemas de definición pero también gruesas fallas defensivas y bajos niveles de rendimiento en algunos casos, muchos motivados por una racha de lesiones que ya preocupan a la fiel afición, y todo eso se ve agravado por una realidad estadística: el azul alcanzó en Montería un antirécord: dos décadas sin una racha tan negativa.
Los embajadores no perdían cinco partido de manera consecutiva desde el Torneo Finalización del 2004, cuando registró caídas contra Once Caldas, Huila, Santa Fe, Junior y Deportes Quindío.
Antes de eso el peor registro del Finalización 2002, con el técnico José Eugenio Hernández, quien sufrió derrotas contra Santa Fe (2-0 de local), Pasto (2-1 de visitante), Quindío (1-0 de visitante), Cali (1-0 de local) y Real Cartagena (1-0 de visitante).
En esta oportunidad, con Gamero en el banquillo, ha perdido contra Deportes Tolima (2-0 de visitante), Águilas Doradas (1-0 de local), Patriotas (1-0 de visitante), Once Caldas (2-0 de local), La Equidad (2-1 de local) y Jaguares (2-1 de visitante).
Si las crisis son oportunidades, urge que esta vez el azul saque petróleo de lo que está pasando y se recupere al punto de ganar los cinco partidos en casa y al menos uno de los tres que le quedan de local. Al ritmo que va todo es difícil. Hay que recuperar la manera, que tuvo hasta el año pasado, de hacerlo fácil...