El amor eterno sí existe, la carta de Santiago Alarcón a Nacional

El actor recuerda cómo fue ese día que conoció al equipo que hoy lo hace feliz con un nuevo título.

Santiago Alarcón

Santiago Alarcón celebró una vez más un título de Nacional.

Foto: Archivo particular

En esta noticia

  • Enviar
  • Guardar
  • Comentar
02 de noviembre 2018 , 06:46 a. m.

Querido Nacional, tenía yo unos 5 años, vivíamos en Manrique, cuando él me habló la primera vez de ti. Me habló con tanta pasión, con tanto amor que al nombrarte no podía evitar que se le dibujara una sonrisa en la cara. Recuerdo perfectamente esa primera vez, era domingo en la noche, me preparaba para ir a dormir y habló con tanta alegría de ti, que nació dentro de mí una ansiedad inmensa por conocerte.

Estimado Rey de Copas, él llegaba todos los domingos al final de la tarde a contarme de tus aventuras, de las ultimas batallas que habías librado, de tus derrotas y de tus triunfos. Yo esperaba todos los domingos con ansias a que llegara ese momento, el momento lleno de las fantásticas historias que me emocionaban y que me llenaban de ilusión, pues cada vez crecía más dentro de mí, el sueño de poder conocerte. Ensayaba cómo te iba a mirar, qué ropa iba a utilizar, yo sentía la necesidad de aprenderme todas las canciones que te gustaban. Tenía un objetivo claro, “Todo debía estar perfectamente listo para cuando llegara ese día”.

Apreciado verdolaga , una noche él me entregó un papel, pero yo aún no sabía leer, entonces le pregunté confundido, -¿Qué puedo hacer con el papel?- Y él me respondió, -Es el tiquete para conocer la verdadera pasión-.

Y llegó ese día, el día más esperado por mí, el momento de conocerte. Es obvio que supongas que no dormí la noche anterior, que ensayé las canciones, y que me puse esa camiseta que tanto te gusta, la verde, la de rayas ¿te acuerdas? Tomamos un bus, él y yo, directo a tu casa, yo contaba los minutos que faltaban para verte por primera vez, recuerdo que sentía las mariposas que revoloteaban en mi barriga. -Aquí nos bajamos- Dijo él y tocó el timbre para que el bus se detuviera. Al bajarnos, emprendimos el camino a pie hasta tu lugar de tantas hazañas. De pronto, noté que junto a nosotros caminaban más personas en dirección a tu casa y que llevaban la misma camiseta, esa, la que te gusta, la verde, la de rayas ¿te acuerdas? Algunos traían palos con telas que ondeaban mientras cantaban las canciones que yo por supuesto me sabía de memoria. Observé que otros tenían en la frente una cinta verde con tu nombre. Y en ese momento descubrí que eran muchos los que como él, estaban enamorados de ti. Yo quería sentir eso, mi corazón latía fuerte, quería vivirlo, quería saber de qué se trataba amarte. Poco a poco fue apareciendo a la distancia el Coloso de la 74. Yo no lo podía creer. Me pareció gigante.

Entramos, él y yo, tomados de la mano, recuerdo que le entregué el papel al policía y comenzamos a subir unas escaleras. No sabes cómo me emocioné cuando vi tu casa por dentro, llena de gente, era sencillamente preciosa. Era increíble saber que estaba ahí, que estábamos ahí, los dos, agarrados con fuerza de la mano. Él no me soltó ni un instante. Yo trataba de convencerme de que no era un sueño lo que estaba viendo, ahí estaban todos los que te amaban, cantando, ondeando el palo con tela, nombrando tu color mientras sentados se movían de un lado a otro, y me movían a mí. Sólo faltabas tú, -¿Cuándo sale?- Le pregunte a él lleno de ansiedad, -Ya casi- Me respondió. “¡Viene, viene, Viene!” Empezaron a decir y de repente se levantaron, yo imitaba todo lleno de fascinación. Recuerdo el último “¡Viene, viene, viene!” con el que comenzaron a saltar y a decir que ahí estabas, ¡No! ¡No! ¡No! Yo no podía verte, mi estatura no me ayudaba aunque me empinaba hasta perder el equilibrio. Tampoco funcionó mi estrategia de saltar con más fuerza. Me sentía frustrado, pero en un momento al mirar hacia arriba, vi que él lloraba de la emoción -¡Vamos verde hijueputa!- Gritó de repente y me miró, luego me sonrió, así, con la misma sonrisa que se le dibujaba cada vez que me contaba tus grandes hazañas los domingos. Me agarró con sus fuertes brazos y me puso encima de sus hombros. En ese momento te pude ver, ahí estabas, divirtiéndonos, haciéndonos soñar, vestido de verde como siempre.

Ver esta publicación en Instagram

Ahi estuve y esto no me lo quita nadie

Una publicación compartida de Santiago Alarcón (@santialarconu) el

Desde ese instante ratifiqué que él tenía razón de amarte con tanta pasión y me enamoré, me enamoré al igual que él de tu magia. Me enamoré de tus fracasos y de tus éxitos, me enamoré de ti, ¡Me enamoré de esta pasión llamada Atlético Nacional!

Respetado Bicampeón de América, me conmueve tanto que hoy volvamos a celebrar juntos un título y que él, mi estrella, brille desde el cielo. Lo puedo ver cantando nuestra canción, sí, “El pregón verde (…Gózalo Alexis García, báilalo Trellez…)”. Hoy, él también se desborda de alegría con nosotros, y aunque no podré tomar su mano porque hace 21 años me lo quitaron, tomaré algo sagrado que me quedó de él, “LA ESPERANZA”. Sí, esa, la verde, ¿Te acuerdas? Hoy con esa esperanza, llevo a mi hijo a tu casa de la mano, lo subo en mis hombros y cantamos juntos hasta quedar sin voz las canciones que te gustan.

Gracias Atlético Nacional porque verte a ti es verlo a él. Gracias “VERDE” de mi alma porque lo nuestro es amor, amor eterno como el de él y yo. Y gracias a él, José Helí Alarcón, mi papá, por enseñarme la verdadera pasión.

¡SOY DEL VERDE, SOY MUY FELIZ!

Santiago Alarcón U
Especial para FUTBOLRED

Síguenos en nuestras redes
Comentar
Guardar

Recomendados

  • Premier League
  • Serie A
  • Bundesliga
boton left
boton right