Atlético Nacional está a 90 minutos de conseguir su segundo título de Copa Libertadores. Este miércoles, en el Atanasio Girardot, deberá superar al Independiente del Valle, de Ecuador, para conquistar su segunda corona y ratificar su reconocimiento como ‘el rey de copas’.
La expectativa, la ilusión de una hinchada, los sueños de los futbolistas y su cuerpo técnico, se vivieron también hace 27 años, cuando el verde consiguió esa primera Libertadores para el fútbol colombiano.
Desde el 6-0 sobre Danubio, de Uruguay, que confirmó el paso de Nacional a la final, todo el país se abalanzó para apoyar al cuadro ‘verdolaga’, que terminó imponiéndose al Olimpia, de Paraguay.
Y ArchivoRED recuerda los días previos a la final de la Copa de 1989, con lo que fue el cubrimiento de EL TIEMPO.
Medellín solo pudo celebrar el paso a la final, pues desde el primer momento se conocía que el estadio Atanasio Girardot no tenía, en ese entonces, la capacidad mínima que exigía la Conmebol para acoger el partido final.
En Medellín siempre apoyaron al equipo de 'los puros criollos'. Foto: Archivo EL TIEMPO.
De inmediato se presentaron tres posibilidades: el Metropolitano, de Barranquilla; el Hernán Ramírez Villegas, de Pereira; y El Campín, de Bogotá. Al final, Francisco Maturana se decantó por jugar en la capital, pues tenía razones de peso para seleccionar el Nemesio Camacho.
“1. La cancha del Hernán Ramírez Villegas es más pequeña, con lo cual se facilitaría un trabajo defensivo para los visitantes. Y 2. La ventaja de El Campín sobre el Metropolitano de Barranquilla es la altura, a la que temen los paraguayos”, explicó El Tiempo días antes de la primera final, disputada en Paraguay el 24 de mayo.
Por capacidad, tamaño de la cancha y por la altura, Nacional escogió la capital para jugar la final. Foto: Archivo EL TIEMPO.
Días después, el presidente del equipo verde, Sergio Naranjo, confirmó a Bogotá como sede. El Alcalde de la época, Andrés Pastrana, se comprometió a brindar todas las garantías con el escenario, e incluso no se cobró arriendo por el estadio.
El 26 de mayo, Maturana habló con EL TIEMPO y dijo que “Tenemos la capacidad para golear en Bogotá”, y así revertir el 0-2 en contra del juego de ida. “Es cierto, Nacional va a sufrir el día de la final por la altura, pero los paraguayos sufrirán todo la semana, pensando en que les toca jugar en Bogotá”, añadió ‘Pacho’.
Bogotá se vistió de verdeCerca de 50 mil entradas se vendieron para el partido del 31 de mayo, 35 mil en Medellín 15 mil en Bogotá. Así lo registró EL TIEMPO, que además apuntó que el día de la final llegó una “enorme caravana de buses, autos particulares y aviones” desde Medellín.
Bogotá le respondió a Nacional y a la Libertadores. Estadio lleno y Colombia unida en un momento difícil. Foto: Archivo EL TIEMPO.
Incluso, el día anterior a la final, el entonces director del DAS, Miguel Maza Márquez, había sufrido un atentado del cual salió ileso. Así, las medidas de seguridad fueron extremas. “En las principales autopistas que desembocan en la capital del país se han instalado retenes para evitar desmanes por la euforia del público. Igualmente, a 100 metros de El Campín las requisas serán intensas”.
En Bogotá fueron instaladas dos pantallas gigantes en el marco del ‘Festival de la cerveza’, que se llevaba a cabo por esos días.
Así, la noche del 31 de mayo se pintó de verde en Bogotá, con la euforia de todo un país y un estadio abarrotado, que generó una cifra récord en el país por concepto de recaudación: 70 millones de pesos.
El final de la historia ya es conocido: Nacional levantó la Copa y en cientos de rincones del país celebraron, obviamente con más intensidad en Medellín y Bogotá.
Este miércoles, nuevamente el país se pondrá de pie para alentar a Nacional, que para muchos es Colombia en la Libertadores.
Redacción Futbolred

Francisco Maturana y Luis Cubilla, el reto de técnicos en aquella final de Libertadores.
Foto: Archivo ETCE