Convengamos que Sebastián Villa está bloqueado, junto a otros 41 jugadores, para la doble jornada eliminatoria de la Selección Colombia contra Uruguay, el 13 de noviembre en Barranquilla, y contra Ecuador, el 17, en Quito.
Es un procedimiento burocrático de la FIFA enviar un listado amplio de jugadores para avisar a sus clubes que, en caso de emergencia, podrían tener que sumarse a sus selecciones. No implica que estarán en la cancha, solo que se requiere que estén disponibles.
Así explicó la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) la filtración sobre el bloqueo del jugador de Boca Juniors, quien debe someterse a pruebas de coronavirus covid-19, de nuevo por si fuera necesario contar con él. No significa que con certeza aparezca en el listado de 24 jugadores -tal vez hasta 27- que serán convocados para la competencia, pero la sola posibilidad, que a esta altura es innegable, ya encendió el debate: ¿merece estar en una selección nacional?
Lo primero es el deber ser. En términos cien por ciento deportivos, se trata de un hombre que es una alternativa para el extremo derecho, posición que en la última jornada quedó muy maltrecha. Ocurre contra Venezuela y luego contra Chile se lesionaron los dos laterales (Medina y Arias), que Cuadrado acabó en ese puesto aunque en general juega del medio hacia arriba, donde es más influyente, y que con James tocado (aunque jugaría este fin de semana tras su lesión), no sobran jugadores con capacidad ofensiva que además tengan perfil de extremos, no números 9 improvisados para tener minutos, como ya ocurrió con Morelos.
Significa que sí, que hace falta un Villa... pero no necesariamente Sebastián Villa. ¿Cómo así? Colombia extrañó en Eliminatorias un jugador distinto para apoyar el ataque, uno que no fueran Morelos (Rangers), Falcao (Galatasaray,), Duván Zapata (Atalanta) ni Jhon Córdoba (Hertha), todos referentes de área, y que se convirtiera en un auxilio para un Luis Fernando Muriel (Atalanta), eficiente contra Venezuela en Barranquilla pero intrascendente ante Chile, (Atalanta, Ita). Luis Díaz (Porto), el hombre del técnico Carlos Queiroz para el puesto, no pudo estar por culpa del covid-19 pero volverá y, aunque ha jugado en ambos costados, es más desequilibrante por izquierda, lo que hace suponer que falta apoyo en la otra punta.
¿Es Villa el candidato? Lo primero es que su último partido oficial lo jugó el 11 de marzo de 2020, cuando fue titular en el triunfo 3-0 contra Independiente Medellín por Copa Libertadores. Pasaron 7 meses y 14 días. Una inactividad que no sufren, por ejemplo, otros candidatos al puesto como Rafael Santos Borré, cuyo buen momento pide a gritos una oportunidad de Queiroz. En su caso, el propio portugués sugirió que no tenía suficiente actividad, aunque desde septiembre jugó 4 partidos y marcó 3 goles.
En el medio, el antioqueño se vio involucrado en un presunto caso de violencia de género contra su exnovia, Daniela Cortés, quien lo denunció y mostró en sus redes sociales fotos de los golpes que le habría propinado el futbolista. El caso sigue en investigación y la justicia argentina aún no da un fallo definitivo, pero ante la duda el propio Boca ha decidido no contar con él en el regreso del fútbol tras la suspensión por la pandemia, temiendo que su vida personal afecte su rendimiento. ¿Por qué la FCF debería tener una consideración distinta? Cuando Edwin Cardona se vio involucrado en un hecho parecido con tres mujeres que lo denunciaron a él y a otros dos jugadores por el mismo presunto delito, la sanción social fue inmediata y desde la Selección se explicó que no se tolerarían este tipo de escándalos, pues los convocados deben acreditar siempre buena conducta. ¿Qué haría diferente el caso de Villa?
La discusión debe pasar por más de un factor y en eso el propio Queiroz ha sido exigente. Está bien que, por protocolo, un jugador como Villa esté bloqueado pues la coyuntura actual exige tomar todas las precauciones. Pero si el DT es consecuente con su discurso, el extremo de Boca no cumpliría al menos dos criterios: el de "minutos en las piernas" y el de concentración deportiva, pues, inocente o no, tiene un proceso judicial abierto en su contra.
Sería una gran sorpresa, por no decir desconcierto, verlo en el llamado. No quiere decir que no vuelva a estar en Selección, pues a sus 24 años todavía tiene mucho por aportar. Pero esta vez es su presente el que le juega en contra.