Las cosas más caras de la vitrina tienen una particularidad: uno tiene la certeza de que se verían geniales en el armario de la casa y, con un poco de esfuerzo, casi se convence de que son necesarias. Pero al llegar a la caja se pone todo en blanco y negro: ¿realmente puedo pagarlo?
Le había pasado al Atlético de Madrid en el pasado mercado de verano, cuando habría tenido a punto de la firma a un jugador talentoso, que hacía falta para conectar a los buenos atacantes y los rápidos extremos, que tiene una zurda con prestigio en Europa: James Rodríguez.
Era entonces un lujo, una inversión cercana a los 50 millones de euros, pero el equipo estaba con ganas de satisfacer cada deseo de Diego Simeone, era cierto que acababa de desembolsar 120 millones de euros por Joao Felix, pero era una inversión a futuro y en cambio el colombiano era el presente, en una pretemporada en la que el 'Atleti' apuntaba a barrer en España y Europa.
Pero la realidad cambió de un plumazo. Y no fue solo por la pandemia del coronavirus covid-19. Claro, la suspensión del fútbol en el mundo, la imposibilidad de jugar y facturar por televisión y taquillas y la certidumbre de que esto podría extenderse todo el 2020, sí son culpar del virus. Alguien diría que también el ERTE (medida de emergencia económica) que tuvo que implementar el club para pagar los salarios de sus empleados en medio de la crisis, con todo y que la plantilla ya rebajó sus ingresos en un 70 por ciento. Puede ser pues los fichajes estaban hipotecados a ingresos que, al menos en el corto plazo, no llegarán.
Y luego también vino el tema deportivo. El proyecto de Simeone naufragó pronto en LaLiga española, donde estaban cifradas muchas esperanzas. No aprovecharon ni la incertidumbre directiva del FC Barcelona con la salida de Valverde ni tampoco la 'pálida' del Real Madrid que a tiempo corrigió ZInedine Zidane, y el título, incluso antes de la pandemia, ya era, como es usual, asunto de dos.
Queda la inesperada Champions League, que en el sorteo parecía perdida con el cruce frente a Liverpool pero en el campo (en el partido al que culpan de la expansión del covid-19), a fuerza del ya conocido efecto Simeone, se convirtió en sorpresa al sacar de carrera al ultrafavorito. Algo queda ahí para resolver dudas de fondo sobre los fichajes que no prosperan aunque son carísimos...
Y en ese panorama vuelve a aparecer James. El rumor que esta semana recorre Colombia, sobre la posible llegada del jugador al Wanda Metropolitano, no tiene, en rigor, fuentes en el Atlético, donde, según Mundo Deportivo, "no harán grandes desembolsos (salvo que haya grandes ventas)".
De hecho, el medio asegura que "en realidad, es el propio James el que está como loco por ponerse a las órdenes de Diego Simeone y jugar en el Metropolitano". Y le sobran argumentos pues al 'ninguneo' de Zinedine Zidane, más allá de si ha sido justo o no, se suma una competencia interna que ya lo devoraba con Rodrygo, Vinicius, Isco y demás, y que ahora, con la recuperación de Asensio, prácticamente lo deja sin opciones.
No es nuevo que el jugador quiere vivir en Madrid, que prefiere probarse en LaLiga y no aventurarse como ya lo hizo, sin éxito, en Alemania, y que en España solo el Atlético le ofrece la opción de pelear arriba, por títulos y éxitos, y no solo por ganar continuidad... lo que es un caso ya sería ganancia.
Esta vez el negocio sería muy distinto: según Transfermarket su valor bajó hasta los 35 millones de euros, y aparte su vínculo con Real Madrid es hasta 2021, lo que, en términos claros, le permitiría alargar las conversaciones hasta diciembre para salir libre y facturar la comisión.
La opción está y James ha demostrado que cuando se pone 'como loco' por algo, suele convencer a Jorge Mendes y lograr su objetivo. ¿Habrá manera en Atlético de seguirle la cuerda esta vez? Esa es la parte de la historia que todavía falta por contar. Al final, para bailar se necesitan dos...