Como la mayoría de las historias de niños criados en los barrios populares, la de Duván Zapata está llena de anécdotas, unas alegres y otras no tanto, que tienen como gran denominador abstenciones y sacrificio para poder cumplir sus anhelos. Las suyas se empezaron a gestar en la cancha de Ciudad Córdoba, al oriente de Cali, donde cientos de infantes tienen cifradas sus ilusiones en una pelota.
Luis Eduardo Gómez, Armando Sánchez, el preparador físico Mauricio Ortiz, Carlos Enrique Estrada, James Oliva, Óscar Sandoval, José Manuel ‘El Willy’ Rodríguez, Juan Carlos Grueso y en la última etapa antes de ir a Argentina, Diego Umaña, tuvieron que ver con la transformación sufrida por el hoy aclamado goleador del Atalanta de Italia y el delantero que muchos reclamaban en la Selección Colombia de mayores.
Todo comenzó en enero de 2004, cuando el América de Cali realizó en las canchas de La Troja una de sus acostumbradas pruebas masivas -así se reclutan los nuevos talentos-, a las que llegaron cerca de 350 jovencitos. Entre ellos estaba Duván, quien no pasó inadvertido por su gran estatura y facilidad para elevarse a buscar el cabezazo. Ese día fue escogido y a partir de allí los diferentes técnicos que lo manejaron coincidían en que debían trabajarle la parte motriz para potencializar sus cualidades.
Nació el 4 de enero de 1991 en Cali. A los 13 años ya estaba en las divisiones menores del equipo escarlata y poco tiempo después alternaba en el grupo profesional que dirigía Diego Édison Umaña en la Liga, alternando con la Copa, donde entra en su vida Luis Eduardo Gómez, uno de los técnicos que más aportó en la aplicación de la técnica para agregar a su fútbol lo que la madre naturaleza le había regalado: fuerza, potencia y velocidad.
Quienes lo conocen desde la infancia saben de su timidez y escasísimas palabras. Siempre ha sido así, desde las escuelas académicas y de fútbol en que se inició, pasando por la preinfantil, prejuvenil, juvenil y la Selección Valle, lo que representaba un honor para él.
Gómez, el entrenador que lo escogió en las pruebas de la categoría preinfantil, cuando llegó a las divisiones menores: “Nosotros lo elegimos entre unos 500 jugadores que llegaron en esos días. Sobresalía por su estructura física, corpulento, en la categoría había jugadores de mejor condición técnica, pero no evolucionaron. De eso se trata el proceso, es un paso a seguir en el día, contrario a lo que ocurrió con Duván, y tenía algo muy bueno, el biotipo para su posición era muy buena, siempre fue centrodelantero y fuerte en el juego aéreo, siempre que le tirábamos la pelota arriba resolvía”.
Entre sus compañeros del momento estaban Kevin Piedrahita (arquero de Equidad) y Johan Arango (volante de Santa Fe), pero Zapata estaba opacado por Cristian Nazarit, delantero que pasó por el cuadro escarlata, Santa Fe, Chicago Fire, Cali, Medellín, Concepción de Chile y el Al-Ahli, de Catar (su equipo actual).
“En los procesos de divisiones menores hay que tener un seleccionador, que era el trabajo mío en preinfantil, gorrión, pero aparte había un grupo multidisciplinario. Pasó también por manos de Carlos Aparicio, James Oliva, ‘Willy Rodríguez y el entrenador de delanteros, Carlos Enrique Estrada”, destaca Gómez.
Marco Antonio Garcés
Corresponsal de Futbolred en Cali
En Twitter: @marquitosgarces