La buena noticia es que él vive feliz en Atalanta y ellos ni se plantean su ausencia. Era así antes de la pandemia del coronavirus covid-19 y es así ahora, que empiezan a darse pasos hacia la normalidad.
Pero eso no quiere que alguien, en alguna oficina de contabilidad, no esté al tanto de lo que pasa con el valor en el mercado de Duván Zapata, el delantero sensación de la temporada pasada en Italia, el que superó una terca lesión a finales de 2019 y volvió recargado en 2020 pero, por efecto del virus, tuvo que frenar en seco su ritmo.
Hoy, según Transfermarket, la valoración del colombiano es de 36 millones de euros, 10 millones menos que hace un año, por estos días, cuando era escolta de Quagliarella y firmaba una alucinante marca de 28 goles en la temporada.
En ese momento experimentó una disparada de su valor, que pasó de 22 millones de euros a 45 y Atalanta supo que la inversión, en menos de un año, se duplicó. El de contabilidad estaba feliz...
En cambio otros clubes, como Napoli, que lo llevó a Italia por 7,5 millones, o Sampdoria, que lo cedió en 20 millones para verlo luego clasificar al club a la primera Champions League de su historia, ya no estaban tan contentos.
Pero llegó la pandemia, el fútbol en todo el mundo se suspendió sin darle tiempo de equilibrar sus feroces números y el buen Duván tuvo que ir al sillón a esperar el reinicio de la competencia para volver a andar un camino que estaba adelantado. Está a un par de días, según se especula, y él ya está, digamos, impaciente... por no decir ansioso.
Al fin que lo suyo es el fútbol así que los números y los negocios se resolverán lejos de su ambieInte, de la cancha, donde intentará confirmar la fama de depredador que sus propios compañeros han hecho correr en sendas entrevistas.
El que quiera venir por él, en todo caso, no lo tendrá fácil. Dicen Juventus si se va Higuaín, Inter de Milán si no está Lautaro Martínez, dicen Premier League, Liga de España... Y ninguno tendrá acceso a la oficina de contabilidad si no trae al menos 55 millones de euros en el maletín. Ok, son días de crisis, duros para las transferencias, pero no hay prisa en Atalanta: lo quiere y lo necesitan, le va a ofrecer otros cuatro años de contrato mejorando su cotización y su prima, así que desprenderse de él va a costar lo que cuesta, no lo que toque. La Champions está todavía viva y él quiere revancha... Hay mucha tarea todavía por hacer.