Pékerman y el baloto

Un mes después de terminada la Copa América, la Federación Colombiana de Fútbol no ha recibido, ni ha solicitado, el informe del profesor José Pékerman sobre la gestión realizada. No parece existir en la alta esfera de la dirigencia alguien capaz de exigírselo, para demostrar que el plan fallido no fue un trámite, o una frivolidad.

Sería saludable que al darse el pistoletazo de arranque para las Eliminatorias rumbo al Mundial de Rusia-2018, se conocieran las razones por las cuales, de acuerdo con el entrenador, el proceso exitoso en resultados, tuvo el freno brusco en la reciente participación en la Copa América-2015 para, con ello, corregir.

En contraposición, Nairo Quintana, con su humilde ejemplo profesional en su destacada tarea competitiva, fue trasparente de principio a fin, haciendo públicas las razones, sin buscar excusas, para explicar el por qué no fue campeón del Tour de Francia. Nada ocultó. Nada se guardó

No se trata de llamar a Pékerman para castigar su orgullo al escucharlo. Es hacerles sentir a él y a sus dirigidos que la Selección no es solo una exposición pública publicitaria, con su feria de contratos millonarios; que jugar en ella no es vivir en una nube, con futbolistas y entrenadores arropados por la admiración general, excluidos de la crítica que raciocina y opina.

En síntesis, que la Selección no es de él, solo de él, el entrenador, ajeno a las repercusiones de los resultados, ni del presidente de la Federación.

Frente al Mundial es hora de realimentar el discurso, de empezar a actualizar información, de programar un seguimiento juicioso a todos los jugadores, de buscar alternativas de recambio, de acabar con las preferencias hacia algunos futbolistas, de exigirse al máximo en el proyecto con total seriedad.

Es la obligación que tiene el técnico de trabajar, de realmente trabajar. Hoy muchos creen que con Pékerman, Colombia se ganó el baloto. Otros, como yo, creemos que Pékerman se ganó el baloto con Colombia, por la generación brillante que encontró, la que no puede malograr en el próximo Mundial, después de que, como equipo, la moldeó.

Esteban Jaramillo Osorio
Especial para Futbolred