En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de
terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística,
optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada
con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa
navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo
deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Suena por lo menos raro enojarse con alguien que gana en franca lid por el primer título profesional de su historia. Pero pasa... al parecer.
La coronación de Atlético Bucaramanga por primera vez en 75 años de historia era una razón para ser felices, para festejar hasta el amanecer, como pasó en la 'ciudad bonita', y para llorar de felicidad.
Todos los hinchas del equipo leopardo y por supuesto los jugadores que lograron la gesta lo entendieron así, sin saber que, probablemente, herían susceptibilidades.
Según se supo tras la ceremonia de entrega el trofeo, el presidente de Santa Fe, el equipo que perdió la definición por penaltis en El Campín, no reaccionó muy bien a la derrota.
¿Prohibido celebrar?
Así lo reveló Fabián Sambueza, un hombre clave en el equipo de Rafael Dudamel, quien tiene un pasado como 'cardenal'.
"Me crucé al presidente de Santa Fe, se enojó porque yo festejé con la gente del Bucaramanga. No tengo nada contra la gente de Santa Fe, es un club que yo intenté dar todo lo mejor de mí, la gente no me quiere, no sé por qué. Quiero pedirle disculpas públicamente a él, a la gente y agradecerle también a toda la gente del Bucaramanga que vino y que está muy feliz”, dijo el futbolista en ESPN.
Explicando lo que en realidad no tendría por qué, el argentino añadió: "Este equipo nunca había salido campeón en 75 años, si uno no lo festeja es porque no tiene sangre. Cuando estuve acá di lo mejor de mí pero se nos escapó la final con América, después estuvimos cerca de lograr esto de llevarlo a los penales. Estamos disfrutando y hoy defiendo otra camiseta".
Fruto del sacrificio
Y es que Fabián Sambueza, quien ganó tres títulos con el Junior, dos Ligas y una Superliga, mientras que con Cali y Santa Fe también fue finalista, sabe bien lo que es coronarse en un equipo modesto.
“Es único. No es lo mismo cuando uno llega a un club grande como Santa Fe, Junior, Cali, son clubes que se preparan para esto, para pelear, para llegar a las finales. Nosotros, con mucho esfuerzo, se armó un grupo, cohesión desde el primer día. Estamos felices porque sentíamos que este era el momento y no lo podíamos dejar pasar”, concluyó.
Y aunque fuera uno de los poderosos de la Liga, él es un trabajador de un club que se debe a la institución que lo recuperó, que volvió a darle grandeza y le dio un lugar muy destacado en el FPC. Lo verdaderamente raro es tener que explicar eso en el fútbol.